Batllismo

El Batllismo, como ya se ha señalado, significó la continuidad de una tendencia que tenía largos antecedentes en la historia del Uruguay y que, en algunas de sus pautas esenciales, fue acompañado no solo por los colorados no batllistas y por la naciente izquierda marxista, sino incluso por una amplia corriente del Partido Nacional.

El Batllismo, con su política nacionalizadora, su legislación social avanzada, su economía dirigida con un puntilloso cuidado por los equilibrios macroeconómicos, logró forjar una sociedad mesocrática excepcional en América Latina, la “Suiza de América” a cuyo recuerdo aún se aferran los nostálgicos.

Cuando Batlle y Ordóñez falleció en 1929, Uruguay era un país esencialmente distinto al de 1903, cuando accedió por primera vez a la presidencia.

Una sociedad fuertemente laica, integrada con aspectos principales de la economía en manos del Estado, con una legislación social notablemente avanzada, una notable extensión de la enseñanza y un sistema electoral depurado que, pese a sus limitaciones y defectos, permitió que el país transitara en paz durante 30 años.

El Batllismo tuvo sus limitaciones, algunas fueron evidentes para sus forjadores, otras se fueron revelando a través del tiempo.

La línea batllista fue continuada por el Foro Batllista y políticos como Julio María Sanguinetti, Zelmar Michelini, Aquiles Lanza, Hugo Batalla, Amílcar Vasconcellos, Renán Rodríguez, Manuel Flores Mora, Enrique Tarigo y Manuel Flores Silva.

Con vistas a las elecciones de 2019 se conforma una nueva agrupación, Batllistas, que recibió el beneplácito del expresidente Sanguinetti.

Soldados blancos durante la Revolución de 1897 .
Unidad de artillería del gobierno durante la Revolución de 1904 .