Parque nacional marítimo-terrestre del Archipiélago de Cabrera

Cobija asimismo importantes colonias de aves marinas y especies endémicas.

Por este motivo, ya en el siglo XIV, se construyó un castillo en la entrada del puerto.

Este castillo evitaba que se usase el puerto como base pirata y permitía una mayor vigilancia de las aguas cercanas a Mallorca.

En realidad no había ningún edificio que pudiera llamarse cárcel: la cautividad era el propio aislamiento de la isla.

Esta presencia militar protegió el entorno natural al evitar que el archipiélago fuese objeto de especulación inmobiliaria.

En marzo de 1991, se declara Cabrera como parque nacional Marítimo y Terrestre.

Cabrera tiene un clima semiárido, suave durante los inviernos y cálido en los veranos; con una media anual de 18 °C.

Sin embargo, Cabrera muestra unas particularidades: al lado del acebuche, el olivillo, los aladiernos, la lechetrezna, aparecen especies típicas del encinar, como el aladierno endémico Rhamnus ludovici-salvatoris y, en cotas más elevadas, el boj baleárico (Buxus balearica).

Otra característica es la amplia extensión que presentan los sabinares, precisamente allí donde el suelo es más escaso.

La subespecie a la que pertenecen estas sabinas es Juniperus phoenicea turbinata (Guss.)

Ello ha hecho posible su declaración como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).

La foca monje del Mediterráneo en el pasado se encontraba por todas las costas del Mediterráneo, incluyendo el Mar Negro y hacia el sur, en la costa atlántica y en las islas de África noroccidental.

Se restringe a zonas donde hay cuevas con entradas desde el mar y en playas pequeñas protegidas por acantilados o por la marea alta.

Forman colonias en el archipiélago especies como la gaviota patiamarilla (Larus michahellis), la gaviota de Audouin (Larus audouinii), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) y el paíño común (Hydrobates pelagicus); además, la pardela balear (Puffinus mauretanicus), en grave peligro de extinción.

El número de mamíferos presentes en Cabrera no es demasiado elevado, y abundan sobre todo los introducidos por el hombre.

El conejo fue una pesadilla para los antiguos cultivadores de la isla, y, para combatirlo, se introdujo la gineta.

Al ser un parque nacional, el acceso está limitado a una cantidad de embarcaciones diarias.

Faro de n'Enciola , en la isla de Cabrera .
Castillo de Cabrera
Extensión del parque nacional, con la zona original en verde y la ampliación en rojo.