Existen también plumajes intermedios, los cuales son indistinguibles del adulto excepto con el ave en mano, en cuyo caso, dependiendo de la época y el ciclo de muda, se aprecia por rémiges, cobertoras alares y rectrices.
La variación estacional es inexistente, no obstante, el desgaste progresivo del plumaje, reduce (e incluso elimina) las puntas blancas de rémiges y rectrices, recuperándolas tras la muda completa posnupcial.
Muestra predilección por ambientes calurosos, siendo menos frecuente observarlo a medida que aumenta la altitud.
En invierno también frecuenta yermos y otras zonas abiertas aunque no estén arboladas.
La incubación dura entre doce y trece días, período en el que con frecuencia el macho alimenta a su pareja en el nido.
Los polluelos, que son nidícolas, abandonan el nido y se independizan de los padres a los quince días aproximadamente, alcanzan el plumaje definitivo tras la muda otoñal.
Las poblaciones norteñas migran al sur; los cuarteles de invierno se sitúan en la zona mediterránea.
Las poblaciones meridionales pueden ser sedentarias, errantes, e incluso migradoras hacia el norte de África.
Es el Carduelis citrinella el que probablemente dio lugar a estos jilgueros comunes eurasiáticos en las islas del Mediterráneo, en la llamada Crisis Mesiniense, cuando el mar Mediterráneo se encontraba casi seco y era un conjunto de charcos salinos de mayor o menor profundidad.
[6][7][8] Antonio Vivaldi compuso un concierto para flauta subtitulado Il Gardellino (el Jilguero) RV 428 (Op.