Según Antonio Arnaiz-Villena el canario silvestre de la Macaronesia, probablemente, tiene unas estrechas relaciones genéticas con sus congéneres del continente africano.
El origen de todos los canarios bien pudiera estar en las especies que viven en África del Sur.
Aunque los canarios silvestres son de tonos apagados, desde el siglo XVII se ha cruzado selectivamente esta especie en cautividad, dando origen a los colores vivos conocidos hoy en día (blanco, naranja, cobre, amarillo, etc.) presentes en los canarios domésticos.
Es más común en áreas semiabiertas con árboles pequeños, tales como huertos y bosquecillos.
Se da frecuentemente en hábitats creados por el hombre, tales como parques y jardines.
[12] Es un ave gregaria que a menudo anida en grupos, con cada pareja defendiendo un territorio pequeño.
También se lo introdujo en el vecino Atolón Kure, pero no logró establecerse allí.