[5][6] Tronco cilíndrico, ramificado a poca altura del terreno, alcanza un diámetro de hasta 30 cm.
La corteza externamente es de color café claro, poco fisurada, con lenticelas longitudinales, se desprende fácilmente en largas tiras; internamente amarilla o amarillo-anaranjada, con savia anaranjada, pegajosa, ligeramente amarga.
[5][6] La raíz es pivotante y bien desarrollada, lo que le permite adaptarse a condiciones de suelos pobres.
En su estado silvestre es una especie secundaria de bosques húmedos tropicales poco densos, casi siempre asociados a ambientes ribereños.
Posee anteras muy cerradas que solo liberan su polen por vibraciones emitidas por las abejas sin aguijón, aunque también visitan sus flores especies incapaces de vibrar.
Estas flores no producen néctar, por lo que las abejas solo las visitan para recolectar polen.
Son profusamente visitadas por varias especies de abejas, pero las más significativas son Melipona beecheii (y otras del mismo género) y Apis mellifera, esta última incapaz de vibrar, por lo que es un polinizador menos eficiente.
[14] Desde entonces, su cultivo fue extendiéndose por toda la América intertropical, tanto que a la llegada de los europeos era una planta común entre los pueblos del continente y las islas del Caribe que lo usaban como especia, pero principalmente como pigmento alimentario, textil y corporal.
[15] En ella describe bastante fielmente lo que podrían ser los frutos y semillas de Bixa orellana.
[16] En 1526, Gonzalo Fernández de Oviedo menciona la palabra bixa, para referirse al preparado tintóreo que utilizaban los indígenas para teñirse el cuerpo.
[21] En el siglo XVIII se usó como tinte para la seda, el algodón y la lana, pero debido a la poca solidez de los colores, fue sustituido por otras opciones.
No obstante, rápidamente se adoptó de forma generalizada como colorante alimentario.
[23] En la hallaca, plato típico de la Navidad en Colombia y Venezuela, constituye un ingrediente imprescindible.
Ellos se consideran por siempre en deuda con el espíritu de esa planta por la protección contra la viruela que esta les brindó.
Se le atribuyen diferentes propiedades terapéuticas: antiagregante plaquetario,[12] astringente, antiséptico, emoliente, antibiótico,[12] antiparasitario,[12] antioxidante,[12] expectorante, cicatrizante,[12] febrífugo, estomáquico, antidisentérico, diurético, antigonorreico, purgante, desinflamatorio, hipoglicemiante[12] e hipolipemiante.
Las hojas actúan contra malestares de garganta, afecciones respiratorias, dolores renales, inflamaciones dérmicas y vaginales, fiebre, hipertensión, vómitos sanguíneos, diarrea, hemorroides, anginas, abscesos, cefalalgia, infecciones de la piel y conjuntivitis.
Pero según un ensayo clínico controlado en 68 pacientes, esta planta tenía el mismo efecto del placebo para reducir los síntomas del tracto urinario bajo, asociados con hiperplasia benigna de la próstata, incluyendo el volumen prostático, residuo postmiccional y flujo urinario máximo.
Los efectos son reestructurar el cabello y ayudar a proteger contra los rayos ultravioletas.
A continuación se muestra una lista de los nombres comunes con los que se conoce a Bixa orellana en diversas regiones: Achiote es una castellanización del náhuatl āchiyōtl /aːˈt͡ʃiot͡ɬ/, que significa grano o semilla.
[43][44] El cognado en lengua tupí uru'ku /uɾukũ/[45] dio lugar a las palabras urucum y urucu en portugués.
Voz de origen caribe que llega al español probablemente a través del cumanagota.