La mantequilla (conocida como manteca en algunos países del Cono Sur) es una emulsión más o menos sólida considerada apta para consumo humano, producto del batido, amasado y lavado de grasas lácteas y agua, con o sin maduración biológica producida por bacterias lácticas específicas.
La leche no homogeneizada y la nata contienen grasa butírica en forma de microscópicos glóbulos.
La mantequilla contiene grasas en tres formas: libres, cristalizadas y glóbulos no dañados.
Existen varios tipos de mantequilla, pero se pueden distinguir básicamente dos: Además se le puede añadir sal o no, obteniendo mantequilla salada o normal según el caso.
El aspecto final suele darse con un molde de mantequilla que aporta una forma más atractiva para los consumidores.
La mantequilla era muy apreciada por los vikingos y por los celtas (Norte de Europa), razón por la que los romanos y los griegos la consideraban un producto bárbaro y no la incluyeron en su dieta, quizás debido al corto plazo de conservación que es posible en el cálido clima mediterráneo propio de estas latitudes (al contrario que el queso).
En la disciplina ayurvédica, el ghee es un alimento que ayuda a promover la purificación, la paz interior y la salud del organismo.
[13] Incluso, en países como Venezuela y Colombia el nombre mantequilla hace referencia a la margarina.
La mayoría de las naciones producen y consumen lo que su industria local genera.
La India, que produce y consume más mantequilla que cualquier otra nación en el mundo, dedica casi la mitad de su producción lechera a la elaboración de su mantequilla denominada ghee.
En el segundo puesto se encontraba Estados Unidos (522.000 toneladas), seguido de Francia (466.000), Alemania (442.000), y Nueva Zelanda (307.000).
Nueva Zelanda, Australia, y Ucrania están entre las naciones que exportan un porcentaje significativo de mantequilla.