Wilhelm von Humboldt

Como preparación para su formación universitaria, los estudios incluían macroeconomía, estadística, derecho natural y filosofía.Como miembro del Bund der Freunde (Alianza de Amigos) del matrimonio, uno de los muchos Tugendbund ('alianza' o 'agrupación moral') existentes, a la que pertenecían tanto un reglamento como una revista secreta, Wilhelm entró más tarde en contacto con Caroline von Dacheröden, que pertenecía al Bund como miembro externo y que finalmente se convertiría en su esposa.El objetivo que la madre pretendía conseguir con esta exigente educación era la cualificación para importantes cargos de gobierno.Allí se independizó de las directrices que le habían dado y siguió sus propios impulsos e intereses.Humboldt pasa las navidades de 1789 junto con su prometida en Weimar, donde conoce a Friedrich Schiller y Johann Wolfgang von Goethe.Su preocupación con la Antigüedad clásica le servía para «el conocimiento filosófico absoluto del hombre»[nota 1]​.El genio griego lo entendía como «ideal de aquello que nosotros mismos quisiéramos ser y conseguir»[nota 2]​.Gracias a su aprecio por los filósofos antiguos —característica de la época del neohumanismo— y sus amplios conocimientos sobre el tema, Humboldt se convirtió en «socio menor» del clasicismo alemán (Berglar) cuando se trasladó en 1794 con su familia a Jena, donde estaba trabajando Schiller.Sobre el conocimiento idealizado de la Antigua Grecia de Humboldt y su influencia posterior en el sistema educativo alemán, Peter Berglar comenta: «Aunque Humboldt no pueda compararse de lejos en profundidad con Goethe, en dinamismo con Schiller y en creatividad con ambos, quizás haya ejercido mayor influencia que ambos y con seguridad ha ejercido la influencia más duradera sobre el desarrollo alemán».Wilhelm, junto con su familia, se trasladó a París, que todavía vivía tiempos revolucionarios, donde conoció a algunos personajes importantes de la época, como al Abate Sieyès, Madame de Staël y al pintor revolucionario David.Desde París realizó dos largos viajes en 1799 y 1801 al País Vasco, que se mostrarían fructíferos sobre todo en sus estudios lingüísticos del euskera.En el verano de 1801, Humboldt volvió con su mujer e hijos a Tegel, aunque solo por un año.Se presentó al puesto como hombre de mundo y aristócrata, un puesto que no debía resultar muy atractivo debido a la reducción del tamaño de los Estados Pontificios tras la invasión francesa (sus territorios septentrionales habían sido transferidos a la República Cisalpina —desde 1802 República Italiana—) y a que el papa dependía de Napoleón en ese momento.El Estado militar prusiano, tal como había sido creado por Federico Guillermo I y tal como había sido engrandecido por Federico II, estaba arruinado y se encontraba en un estado de humillante sumisión a Napoleón.Las teorías del Estado que proponía Humboldt estaban, desde hacía mucho tiempo, en la misma línea.En primer lugar, temía no tener la suficiente libertad para la importante tarea que significaba la reforma del sistema de educación.Humboldt partía del principio de que las universidades también cumplen las exigencias del Estado siendo responsables de su propio ejercicio, simplemente desde un punto más elevado y con medios que el Estado no podría producir por sí mismo.Humboldt nunca había renunciado durante su actividad reformadora al propósito de mejorar su puesto en el Gobierno para conseguir más independencia y mayor igualdad frente a sus colegas del gabinete.Egoísmo, voluptuosidad, comodidad y arrogancia son algunas de las acusaciones que se le hicieron.En contra hablan el incansable celo que mostraba, también al servicio del Estado, cuando era necesario.Sin embargo, en un punto se mantuvo firme durante todos esos años: su servicio a la comunidad no era incondicional.¿Había que esperar otra cosa del gran teórico y practicante de la vida?En consecuencia, el hombre no solo puede, sino que debe participar en dicha organización.En 1816 fue enviado a Fráncfort del Meno por un año para cerrar las últimas negociaciones territoriales abiertas en la Confederación Germánica.Humboldt aceptó este trato solamente medio año antes de solicitar su renuncia, supuestamente por razones familiares.Humboldt tuvo que hacerse cargo de sus responsabilidades en el momento más inconveniente para sus intenciones constitucionales.Ciertamente, hubo diferentes esbozos de la constitución en la Comisión Constitucional nombrada por el rey, influenciados tanto por Hardenberg como por Humboldt; pero la suerte estaba echada, y los decretos impedían una evolución política en Prusia.Como consecuencia, se encargó a Karl Friedrich Schinkel el amplio y complejo proceso de remodelación del conjunto, un arquitecto que Humboldt apreciaba desde los días en Roma.Es de esperar que, tras la restauración en curso (2006), se vuelvan a abrir al público el palacio y los jardines.Con lo que se cumpliría también la dicción de Theodor Fontane en su Wanderungen durch die Mark Brandenburg (Excursiones por la Marca de Brandeburgo): Durante la década y media que Humboldt permaneció en Tegel, su principal ocupación fue la lingüística.
Memorial a Christian Kunth , educador de los hermanos Humboldt
Wilhelm Humboldt (segundo por la izquierda) con Schiller (izquierda), su hermano Alexander (centro) y Goethe (derecha).
Monumento a Wilhelm von Humboldt en la Universidad Humboldt de Berlín.
Litografía del Congreso de Viena (1814-1815).
El palacio de Tegel, remodelado por Karl Friedrich Schinkel .