Los encargos empezaron a llegarle desde que hizo un alabado trabajo, la reina Luisa de Prusia, que le fue encargado en 1811; siguieron Bülow y Scharnhorst en Berlín, Blücher en Breslau, Maximiliano en Múnich, Francke en Halle, Durero en Núremberg, Lutero en Wittenberg y el gran duque Pablo Federico en Schwerin.
Entre sus obras maestras destacan el emperador Alejandro de Rusia y Federico el Grande (Berlín).
Este último monumento fue proyectado en 1830 en colaboración con el arquitecto Schinkel e inaugurado en mayo de 1851, y consiste en un colosal bronce ecuestre de Federico sobre un pedestal con grupos de generales y soldados y con bajorrelieves que describen varias escenas de su vida.
Esta obra le valió ser nombrado miembro honorario de destacadas academias europeas.
La estatua de Kant para Königsberg y la de Thaer para Berlín ocuparon su atención durante sus últimos años; su última obra es un modelo de Moisés rezando entre Aarón y Hur.