Sus educadores lo abstuvieron de óperas y diversiones estériles que ciertamente tuvieron éxito, su madre, la reina, quería que fuera un nuevo rey sol, pero Federico Guillermo prefirió el camino opuesto a las esperanzas maternas.
El principal problema al que se enfrentó su administración fue la dispersión geográfica de sus territorios.
A diferencia de su padre, instauró una corte austera y eficaz, centralizando la administración financiera.
Creó el Departamento de Exteriores (1728), que dirige la diplomacia orientada hacia la amistad con Austria y a un distanciamiento con Francia e Inglaterra.
Federico siempre vestía uniforme militar y dedicó gran parte de sus recursos al desarrollo del ejército.