Sofía Carlota también fue propuesta como posible novia para el padre de Luis, el rey Luis XIV, después de haber perdido a su esposa en 1683, aunque este plan tampoco resultó.
Su único hijo en alcanzar la madurez, fue el rey Federico Guillermo I de Prusia.
Durante los 13 años posteriores a la boda, Sofía no pudo tener ninguna influencia en la política berlinesa.
[3] Sus hijos fueron: A diferencia de su padre, Federico Guillermo instauró una corte austera y eficaz, centralizando la administración financiera.
Sofía Carlota es recordada sobre todo por su amistad y correspondencia con el buen amigo de su madre y tutor Gottfried Leibniz,[4] del que se convirtió en discípula,[5] así como por ser extremadamente culta.
Ahí solicitó una habitación cuyas paredes fueron recubiertas con 6 toneladas de ámbar laminado semitransparente, un material mucho más valioso que el oro en aquel entonces.
[8] Sofía Carlota era un personaje tan formidable, que cuando Pedro el Grande las conoció a ella y a su madre, Sofía, en su Gran Embajada en 1697, se sintió tan abrumado e intimidado que no pudo hablar.
[9] Charlottenburg, el estanque Charlottensee en su ciudad natal y la escuela Sophie-Charlotte-Oberschule en Berlín llevan ese nombre en su honor.