António de Oliveira Salazar

[cita requerida] Dándose cuenta de su falta de vocación religiosa e involucrado en el agitado ambiente político que surge en Portugal a raíz del asesinato del rey Carlos I, se mudó a Coímbra para estudiar Derecho (1910).Durante este período en Coímbra materializa su inclinación por la política en el Centro Académico de la Democracia Cristiana, donde traba algunas amistades, como la del que será después cardenal patriarca de Lisboa, Manuel Gonçalves Cerejeira, con quien compartió alojamiento en la República dos Grilos en Coímbra («república» es el nombre informal que se da a las residencias o albergues estudiantiles).Pasados trece días Salazar renuncia al cargo por no habérsele satisfecho las condiciones que consideraba indispensables para su ejercicio y vuelve a su cátedra en la Universidad de Coímbra.En 1928, tras la elección del presidente António Óscar de Fragoso Carmona y en vista del fracaso de su antecesor al no conseguir un abultado préstamo externo para equilibrar las cuentas públicas, Salazar vuelve a asumir la cartera.«Sé muy bien lo que quiero y a dónde voy», declaró en su toma de posesión.Posteriormente Salazar volvía a amenazar con su renuncia en caso de que la derecha portuguesa sugiriese limitar sus poderes.Salazar, rechazando el regreso al parlamentarismo de la República, proporciona la solución: crea la Union Nacional, un movimiento político nacional (en la práctica un partido único) aglutinador de todos cuantos quisieran servir a la patria.Ese año se lanza el proyecto para crear una nueva Constitución, y Salazar llamaría a un grupo de notorios profesores universitarios para crearla, modelando un texto fuertemente autoritario y centrado en los poderes del primer ministro.[4]​ El sistema económico, conocido como corporativismo, se basó en interpretaciones similares de las encíclicas papales Rerum novarum (León XIII, 1891)[5]​ y Quadragesimo anno (Pío XI, 1931),[5]​ que estaban destinados a evitar la lucha de clases y transformar las preocupaciones económicas secundarias en los valores sociales.Rerum novarum argumentó que las asociaciones laborales eran parte del orden natural, como la familia.Tras la llegada del general Francisco Franco al poder, Salazar se ocupó de mantener buenas relaciones diplomáticas con la España franquista, si bien durante la Segunda Guerra Mundial temió por unos meses que Franco, con el apoyo del Tercer Reich, intentara invadir Portugal y anexionarlo a España.Su antimonarquismo ya se había demostrado durante su militancia en el Centro Católico, cuando en un congreso en 1922 llamó al centro a aceptar la república «sin pensamientos reservados», es decir, aceptar la nueva forma del Estado y renunciar a una restauración monárquica.Esto se paralizaría con el golpe de Estado que dio origen a la Dictadura Nacional.[7]​ Nuevamente, en 1937, Salazar publicó un libro donde criticó las leyes de Núremberg aprobadas en 1935 en Alemania, considerando lamentable que el nacionalismo alemán estuviera «manchado por características raciales tan bien marcadas.»[8]​ Salazar asume la cartera de Asuntos Exteriores desde la guerra civil española, donde no oculta su simpatía hacia el bando sublevado.Hoare afirmó que «Salazar detestaba a Hitler y todas sus obras» y que su Estado corporativo era fundamentalmente diferente de un Estado nazi o fascista, porque Salazar nunca dejaba dudas sobre su deseo de una derrota nazi.Con España se celebra el Pacto Ibérico (1942), logrando ambos países quedar fuera de la guerra.Salazar no toleró desvíos de los diplomáticos portugueses que arriesgaran su política externa.[14]​[15]​[16]​[17]​ En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, los aliados intentan utilizar las Azores como base de apoyo para sus fuerzas aéreas.Consideraban que Portugal, pese a sus simpatías profascistas, jamás había apoyado activamente el esfuerzo de guerra del Eje, y no había por tanto razones para marginarlo de la misma manera que a la España franquista (que, si bien se mantuvo una postura oficial neutral y luego no beligerante, se había ganado la condena de los vencedores por actividades como la cooperación económica con la Alemania nazi, o por patrocinar el envío de la División Azul contra la Unión Soviética).Salazar consideraba que la posesión de extensas colonias era la única opción para que Portugal pudiera jugar un importante papel en la escena internacional y asegurarse la prosperidad económica, así como afianzar su identidad patria, consciente que la metrópoli tenía poca extensión, poca población y escasos recursos naturales de gran valor, lo cual la condenaría a ser «nación de segunda fila en el concierto europeo» si perdía sus colonias.En Santo Tomé y Príncipe, todavía ninguna escuela secundaria había sido abierta, mientras que en Mozambique y Angola las únicas instituciones abiertas en anexos a la Universidad de Coímbra estaban destinadas a los hijos de colonos.[18]​ El autoritarismo de Salazar le llevó a tomar una posición contraria al sindicalismo libre.Las fuerzas de seguridad reprimieron duramente dichas protestas públicas, siendo habitual que la Guarda Nacional Republicana (GNR) causara muchos heridos y muertos.Mientras tanto, los movimientos comunistas y socialistas, aunque proscritos, siguieron en su resistencia al régimen de Salazar.Para acallar las voces de oposición, el régimen de Oliveira Salazar recurrió a la PIDE para la represión política, al mismo tiempo que lograba infiltrar a la PIDE en casi todos los sectores y grupos de la sociedad portuguesa, desde las fuerzas armadas hasta los sindicatos, pasando por la Iglesia católica local y la militancia del Partido Comunista Portugués.De costumbres moderadas, usaba unas fuertes botas que le acarrearon ese apodo entre el pueblo.Se le dio sepultura en la parroquia de Vimieiro, en Santa Comba Dão, en una modesta tumba donde descansa con sus padres.
Acta de nacimiento de Salazar
Estandarte de la Unión Nacional
Salazar fotografiado en 1940
António Salazar (al centro) visita la maqueta del puente Santa María de Coímbra (década de 1950).
Caricatura de De Alba publicada por The Washington Daily News en la que los ancianos dictadores de España y de Portugal, Francisco Franco y Oliveira Salazar, se reúnen para dialogar: «¡Usamos estos garrotes porque los necesitamos!»