Blaise Pascal

[1]​ Se le recuerda por ser el autor de las Lettres provinciales (1657) y Pensées (1670).

En este último, publicado póstumamente, su tema central es la paradójica naturaleza humana y la debilidad del hombre, que es como una «caña débil», pero también una «caña que piensa» gracias a la razón, pero esta, por sí sola, se enreda en una maraña de inteligibilidad, siendo imposible probar la existencia de Dios, la inmortalidad del alma o el sentido de la vida.

Resulta sorprendente que Pascal no haga ninguna mención de esta temprana pérdida.

[11]​ En Ruan, ciudad con universidad, corte de justicia (Parlement) y ricos comerciantes, la familia Pascal pertenecía a la sociedad, aunque el padre se había hecho enemigos por su rigor en el ejercicio de su cargo.

Pascal y su hermana menor Jacqueline, con dotes literarias, cuyos intentos poéticos fueron apoyados por el dramaturgo Pierre Corneille, se movían en este ambiente elegante.

Su hermana Gilberte se casó en 1641 con un pariente joven, Florin Périer, traído desde Clermont-Ferrand por el padre para que fuera su ayudante.

Sin embargo, el propio Pascal nunca consideró que su devoción fuera un obstáculo para seguir dedicándose a sus estudios en ciencias naturales y matemática.

Así, por ejemplo, ya en 1648 repitió con éxito los ensayos que Evangelista Torricelli había realizado en 1643 para demostrar la existencia del vacío, la que hasta entonces se había considerado como imposible, publicando en 1647 sus resultados en el tratado Traité sur le vide (Tratado sobre el vacío) A partir de mayo de 1647 volvió a vivir con Jacqueline, y poco después también con su padre, principalmente en París, donde contactó a los principales jansenistas, pero también continuó con sus investigaciones.

Ahora, Pascal por primera vez dependía nada más que de sí mismo.

Sus únicas relaciones humanas pasaron a ser los «ermitaños» jansenistas (solitaires); se trataba de sabios y teólogos que se habían establecido en el entorno del convento Port-Royal des Champs y a los que visitaba con frecuencia.

En estas cartas, Montalte, primero en el papel de joven noble, ingenuo y no versado en teología, describe como los jesuitas le explican su teología de manera sabihonda y desdeñosa; después, aprendida la «lección», empieza a discutir con ellos, reduciendo al absurdo sus enseñanzas de manera aguda e hilarante.

Después de haber hallado la solución él mismo, ofreció un premio a quien resolviese el problema, lo que le significó recibir numerosas propuestas (insuficientes) así como desarrollar una intensa polémica con un descontento.

En el experimento, Pascal supuestamente insertó un tubo vertical largo en un barril lleno de agua.

Además, «Todo lo que está en movimiento debe ser movido por algo», declaró Aristóteles.

[21]​ Pascal, en su respuesta a Estienne Noel, hizo una de las principales declaraciones del siglo XVII sobre el método científico que las teorías científicas se caracterizan, anticipando la idea de falsabilidad popularizada por Karl Popper:[22]​[23]​

Su insistencia en la existencia del vacío también condujo al conflicto con otros científicos prominentes, incluido Descartes.

A consecuencia de su temprano deceso, Pascal no pudo terminar la gran Apologética que tenía planeada.

Solo dejó notas y fragmentos, alrededor de 1000 papeles en unos 60 fajos, que en 1670 fueron la base para la publicación por amigos jensenistas de una edición titulada Pensées sur la religion et autres sujets («Pensamientos sobre la religión y otros temas»).

[24]​ Esta primera edición tiene gran mérito, ya que los editores —algo poco usual en esa época— trataban de publicar y hacer asequible una obra pese a estar inconclusa.

Las ediciones modernas son el resultado de una paciente labor filológica en los siglos XIX y XX.

Los 28 capítulos mencionados muestran el camino que Pascal quería seguir en la argumentación de su apologética del cristianismo.

La apologética se divide en dos: «Primera parte: La miseria del hombre sin Dios.

136) acerca de la evasión del pensar sobre la situación real, caracterizada por la miseria y la muerte, entre otros.

Para ello, Pascal compara la naturaleza de Dios y del infinito.

Su percepción de la «intelligence/raison du coeur» —solo la conjunción de la razón con el corazón puede constituirse en base del conocimiento humano— como forma más esencial del conocimiento omnímodo es considerada por sus adeptos como concepción visionaria y ejemplar.

También veía una relación de contenido entre ambos: «sin la fe cristiana», opinaba Pascal, «vosotros mismos seréis, así como la naturaleza y la historia, ‘un monstre et un chaos‘».

El que él quiera quebrar a los fuertes, que quiera desalentarlos, aprovechar sus malos momentos y su cansancio, transformando su orgullosa seguridad en inquietud y cargos de conciencia […] hasta que los fuertes sucumben en los excesos del autodesprecio y del automaltrato: esa manera lúgubre de sucumbir, cuyo ejemplo más afamado lo ofrece Pascal».

Expresiones surgidas de la pluma de Pascal tales como: «la enfermedad es el estado natural del cristiano; porque solo en la enfermedad el ser humano es como siempre debería ser» expresarían la postura sombría del filósofo.

[33]​ Teológicamente relevante es por ejemplo la gran interpretación de Hans Urs von Balthasar en su obra Herrlichkeit.

Existe una amplia investigación sobre Pascal, no solamente en Francia, sino también, por ejemplo, en Estados Unidos o en Japón.

Pascalina del año 1652.
Blaise Pascal.
Lápida de Blaise Pascal en la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont ( París ).
Cada número es la suma de los dos directamente encima de él. El triángulo muestra muchas propiedades matemáticas además de mostrar coeficientes binomiales .
Una ilustración del experimento del barril de Pascal.
Pascal por Augustin Pajou , 1785, Louvre .
Estatua de Blaise Pascal en el museo del Louvre , París .