En esta organización ocupó los puestos de administradora, tesorera y, finalmente, vicepresidenta.Al ser interrogada por esta cuestión durante las audiencias ante el Parlamento Europeo, la política laborista no refutó la veracidad de estas afirmaciones, pero defendió la legalidad de aquellas donaciones e hizo hincapié en lo frecuente que resultaba que en aquel contexto político las campañas ecológicas y pacifistas estuvieran parcialmente apoyadas y financiadas por entidades próximas al círculo político comunista.Sin embargo, el trabajo de Lady Ashton y su equipo de colaboradores en los Lores consiguió apaciguar los ánimos internos y disuadir las deserciones, sin que fuera necesario recurrir abiertamente a medidas disciplinarias o a amenazas políticas, algunas de las cuales sí se presenciaron en los Comunes, donde se había aprobado casi tres meses antes.Ashton tampoco hablaba con soltura más idioma que su lengua materna, el inglés, aunque comprendía el francés.Algunos otros episodios poco afortunados, sumados a la mala disposición generalizada con su designación para el cargo, generaron un rápido desgaste de Lady Ashton.La operación militar se saldó con nueve muertos y más de 60 heridos, resultando apresada en el trance toda la tripulación por el ejército.Si la reacción internacional fue inmediata y, por lo general, bastante enérgica, la respuesta adoptada por Turquía, país al que pertenecían los nueve tripulantes muertos, fue de una contundencia inaudita: el Primer ministro Erdoğan calificó la operación como «terrorismo de Estado» y llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv.Esta vez la respuesta europea no se hizo esperar, y ya ese mismo día su Presidente, Herman van Rompuy, condenaba desde Japón, donde se encontraba de viaje oficial, la trágica operación, y exigía, con más audacia, una investigación internacional sobre el asunto, en la que tuviera participación relevante la ONU.En las semanas siguientes, la diplomacia europea ofreció con los Estados Unidos sus buenos oficios para mediar en la crisis diplomática entre Turquía e Israel.Los siguientes viajes de lady Ashton a la región, así como el avance en las negociaciones sobre el Servicio Exterior, parecieron calmar un poco las revueltas aguas comunitarias que se habían volcado contra la Alta Representante.«La responsabilidad de esta tragedia recae con fuerza en el Gobierno interino, así como en la clase política del país en el sentido más amplio», señaló la alta representante europea, en la crítica más directa que dedicó a las autoridades egipcias.Clinton asignó a Philip Reeker para apoyar los esfuerzos de Ashton.[34] Mientras tanto, Denýs Shevchuk de Euromaidán abandonó la mesa redonda con los expresidentes Kravchuk, Kuchma y Yúshchenko, afirmando: "Esto es solo una ficción".Allí aprobaron un documento con varias medidas para arreglar la situación en Ucrania que supuso la amnistía a los manifestantes quienes no hayan cometido crímenes graves y estipulaba el desarme de todos los grupos armados (propiciados por el gobierno ruso) y la devolución de los edificios ocupados ilegalmente a sus legítimos propietarios.Según los Tratados, corresponde a la Alta Representante la presentación de una propuesta sobre el nuevo servicio; dicha propuesta deberá a su vez ser aprobada por el Colegio de Comisarios para, a continuación, someterse al escrutinio del Consejo y del Parlamento Europeo, si bien la aprobación de este último debía ser meramente consultiva.Así, la Eurocámara hizo valer en diversas ocasiones el enorme peso indirecto que le concede su extendida potestad presupuestaria, amenazando con vetar el reglamento financiero y de personal de que debía dotarse próximamente el nuevo Servicio Exterior.Así las cosas, el Parlamento aprovechó su aislamiento forzoso de la negociación inicial para, precisamente, reconducir las discusiones posteriores exclusivamente por sus cauces.Encerrada en su propia táctica, Ashton tuvo que hacer una amplia serie de concesiones a los negociadores designados por la Cámara de entre sus miembros (el liberal Guy Verhofstadt, el popular Elmar Brok y el socialista Roberto Gualtieri).Así, entre las más importantes los eurodiputados consiguieron las siguientes condiciones: responsabilidad política del Servicio Exterior y sus responsables ante el Parlamento por su gestión, la audiencia previa de los embajadores designados por la Alta Representante y un reparto interno más equilibrado del poder.