Su credo político consiste en evitar conflictos y ser directo al declarar su posición.
Este tipo de diplomacia le permitió a Kravchuk mantener su poder y fuerza sobre Ucrania durante la transición hacia la independencia.
Tras convertirse en presidente de una Ucrania libre, Kravchuk intentó con relativo éxito fortalecer la soberanía del país y desarrollar sus relaciones con Occidente.
Llegó a ser miembro del Politburó ucraniano en 1989 y Presidente de la Sóviet Supremo en 1990.
Al mismo tiempo, se celebraba un referéndum para formalizar la independencia del país, que fue aprobado con el 92.30 % de los sufragios.
La economía ucraniana sufrió grandes caídas del producto, y en los dos años siguientes a la independencia los precios aumentaron.
[6] Por su iniciativa, Leonid Kuchma, un político que en ese momento era prácticamente desconocido,[6] fue designado por la Rada Suprema como sucesor de Fokin en la jefatura del gobierno.
[7] Tras la renuncia de Kuchma, la inflación en Ucrania aumentó significativamente, al igual que el descontento popular.
[9] Inicialmente, al inicio de su mandato, Kravchuk prometió que entregaría todas las armas nucleares en territorio ucraniano para su desmantelamiento una vez concretada la independencia.
[12] De todas formas, acabó presentándose para la reelección, teniendo a Leonid Kuchma, su antiguo Primer ministro, como principal contrincante.
Kuchma, por su parte, había logrado la segunda fuerza gracias a su apoyo en el Este del país (donde predominaba la minoría rusa).
[13] Según la constitución, al no haber obtenido mayoría absoluta, debía enfrentar entonces una segunda vuelta contra Kuchma.
Fue autor de varios libros, cuya temática es su carrera y política ucraniana (algunos traducidos ya al inglés).