[cita requerida] Los partidarios de Catalina afirmaban que Pedro III era estéril e incapaz de mantener relaciones sexuales hasta que se realizó una leve operación quirúrgica, y aun así él no podía engendrar un hijo.[cita requerida] Aunque la historia fue aireada por los enemigos de Pablo, ya que ello pondría en peligro sus derechos al trono, nunca fue tomado en serio debido al reconocimiento del poder de Catalina.Además, los detractores de esta hipótesis argumentaban el parecido físico del gran duque con su padre.A partir de entonces le permitió asistir al consejo para instruirlo en sus labores como emperador.Al nacer su primer hijo en 1777, la emperatriz le dio una finca, el Palacio Pávlovsk.[cita requerida] En 1781, Pablo y su esposa consiguieron permiso de la emperatriz para hacer un viaje por la Europa occidental, que se alargó hasta el año siguiente.[cita requerida] Estos temores contribuyeron probablemente a la promulgación de las famosas Leyes Paulinas, que establecían el estricto principio de la primogenitura en la dinastía Románov y que no podían ser modificadas por sus sucesores.También permitió que volviera del exilio siberiano al más conocido crítico de Catalina, Radíschev.Construyó tres palacios en los alrededores o en la propia capital rusa con gran gasto para el Estado.En ambos casos se guio por motivos personales: primero luchó contra Francia, porque tomó un interés «sentimental» por los Hospitalarios; y luego contra Gran Bretaña, cuando los ingleses conquistaron Malta, el hogar tradicional de la orden.El emperador había descubierto también una serie de maquinaciones y corroboró la corrupción en la tesorería rusa.La imagen popular de Pablo I ha sido durante mucho tiempo que estaba loco.Investigaciones recientes han reconsiderado y rehabilitado el carácter de Pablo I.No sería hasta 1918, después de la Revolución, cuando el calendario ruso se ajustó al occidental.
Pablo como Gran Duque en 1796, por Alexander Roslin.