La vida de Catalina I fue considerada por Voltaire casi tan extraordinaria como la del propio Pedro el Grande.
Según una de las versiones populares, a los tres años de edad Marta fue acogida por una tía y enviada a Mariemburgo (lo que hoy en día es Alūksne en Letonia, cerca de la frontera con Estonia y Rusia), donde fue criada por Johann Ernest Glück, pastor luterano y educador que fue el primero en traducir la Biblia al letón.
A los diecisiete años, contrajo nupcias con un oficial de dragones sueco llamado Johan Cruse o Johann Rabbe, con quien vivió durante ocho días en 1702, momento en el que las tropas suecas se retiraron de Mariemburgo.
Hay historias infundadas sobre que Marta trabajó brevemente en la lavandería del regimiento victorioso, y también que se la presentó, en paños menores, al General de brigada Rudolph Felix Bauer, más tarde gobernador de Estonia, para ser su amante.
[cita requerida] Regresó a la corte rusa con el ejército de Sheremétev.
Se discute si los dos fueron amantes o no, pues Ménshikov ya estaba comprometido con Daria Arsenieva, su futura esposa.
Queda claro que Ménshikov y Marta formaron una alianza de por vida.
[cita requerida] Cuando se trasladaron al palacio, la conservaron rodeándola de una valla.
Catalina fue la segunda esposa de Pedro I; previamente se había casado y divorciado de Eudoxia Lopujiná, a quien había encerrado en un convento y con quien tenía un hijo, el zarévich Alexis Petróvich, al que ejecutó.
Tras la boda, Catalina asumió el título de su esposo y se convirtió en zarina.
Cuando Pedro I elevó el zarato ruso a imperio, Catalina se convirtió en emperatriz, siendo la primera mujer en tener este título: hasta entonces la esposa del Zar era conocida sólo como su consorte (segunda, si se tiene en cuenta la coronación de Marina Mniszech por Dimitri I «El Falso» en 1606 como Zarina del Zarato ruso, transformado en Imperio ruso en 1721).
Por motivos de prestigio e imagen, Pedro I no la llevaba en sus viajes por Europa, lo que implicaba prolongadas separaciones.
Pedro I había luchado durante toda su vida por eliminar la corrupción en Rusia.
El poder real, sin embargo, estaba en Ménshikov, Piotr Tolstói y otros miembros del Consejo privado supremo.
Catalina fue la primera mujer que gobernó el Imperio ruso, abriendo el camino legal a un siglo dominado casi en su totalidad por mujeres, incluyendo a su hija Isabel y su nieta política, Catalina la Grande, todas las cuales continuaron las políticas de Pedro el Grande de modernización de Rusia.
[8] Durante la mayor parte de su reinado, Catalina I estuvo controlada por sus asesores.
Catalina dio su nombre al Catherinehof cerca de San Petersburgo y construyó los primeros puentes en la nueva capital.
Con su esposo Pedro I de Rusia tuvo doce hijos, todos los cuales murieron en la infancia, excepto Ana e Isabel: A la muerte de Pedro I, Catalina encontró a sus cuatro hermanos, Cristina, Ana, Carlos y Federico, les dio los títulos recientemente creados de conde y condesa, y los trajo a Rusia.
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