La pareja se quedó en San Petersburgo durante nueve meses, antes de partir para Weimar.
Mantuvo una correspondencia por toda la vida con Vásili Zhukovski, y a ella dedicó Friedrich Schiller uno de sus últimos poemas.
Seleccionó como tutora de su hijo, Carlos Alejandro, al ginebrino Frédéric Soret, que llegó a ser un gran amigo de Johann Wolfgang von Goethe.
Schiller la elogió: "talentosa en la música y la pintura y auténtico amor a la lectura", mientras que Goethe la aclamó como una de las más valiosas mujeres de su tiempo.
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