[a] Pasó en este claustro los siguientes diez años de su vida dedicado al estudio, hasta que el presidente de la congregación Giovanni Cornaro mandó destruir sus libros humanísticos y clásicos alegando que eran perjudiciales para su salud espiritual; Ferreri buscó refugio en la cartuja de Padua, pero las autoridades eclesiásticas dictaminaron que debía volver a su antigua abadía.
[b] Formaba parte del séquito papal en la expedición a Bolonia contra Giovanni II Bentivoglio cuando partió hacia su ciudad natal para ocuparse de algunos asuntos familiares; en Venecia fue bien acogido por el patriarca Antonio Soriano y por el dux Leonardo Loredan, a quienes dedicó sendas obras.
Según el mismo Ferreri,[IV] su negativa a intermediar ante el papa para que el prior de la cartuja de Padua Girolamo Zeno pudiera dejar la orden y pasar al clero secular motivó las intrigas de sus émulos ante el general François Du Puy, quien desde Francia le negó los votos, aunque algunos autores apuntan que su carácter «vano, fantástico e inquieto»[7] también pudo influir en la decisión.
[11] Pero cuando Julio II consiguió su objetivo de recuperar las plazas en la Romaña, se alió con los venecianos para enfrentar a Luis XII de Francia, que se estaba haciendo demasiado poderoso en Italia.
[18][19][20] Encargado de la redacción de un nuevo breviario,[21] sus dotes como poeta le facilitaron relacionarse con humanistas como Pietro Bembo, Jacopo Sadoleto, Francesco Poggio, Girolamo Vida, Bernardo Dovizi, Angelo Colocci, Filippo Beroaldo, Antonio Tebaldeo, Paolo Giovio y artistas como Rafael Sanzio y Giulio Romano.
[27][28][29][30][31][32] Poco después de su vuelta a Roma falleció el papa León X; durante la sede vacante el Colegio Cardenalicio encargó el gobierno de Faenza y del valle del Lamone al cardenal Carvajal, que delegó sus funciones en Ferreri.