Metropolitanato de Tarso
Tarso fue una antigua sede metropolitana en la época romana y bizantina que data de tiempos apostólicos.[1] El origen histórico de la diócesis se remonta a los tiempos del Nuevo Testamento.Sin embargo, la ciudad permaneció en gran parte pagana hasta la época de Juliano el Apóstata (r. 361–363), quien, según los informes, planeaba convertirla en su capital y luego fue enterrado junto a las murallas de la ciudad.Una personalidad importante para la diócesis fue el obispo Diodoro, quien puso fin a una disputa entre su antecesor Silvano y los arrianos tras ser exiliado por el emperador Valerio Valente.Durante la guerra bizantino-sasánida (602-628) Tarso fue ocupada por el rey sasánida Cosroes II en 613 y fue recuperada por el emperador Heraclio I circa 628.No está claro cuándo la ciudad fue capturada por primera vez por los árabes, pero está claro que ella, y la región más amplia de Cilicia, permanecieron en disputa entre los bizantinos y el nuevo Califato durante varias décadas, hasta principios del siglo VIII.No fue hasta 787-778 que la ciudad fue reconstruida y repoblada por Abu Sulaym Faraj al-Khadim al-Turki, por orden del califa Harún al-Rashid.Tarso aparentemente fue recuperada por los bizantinos poco después, en algún momento alrededor del cambio de siglo.La ciudad probablemente permaneció en manos bizantinas durante la guerra civil abasí de la Cuarta Fitna, pero volvió al control musulmán en 830, cuando el califa Al-Mamún reanudó las campañas ofensivas contra Bizancio.Es posible que el metropolitanato haya sido restaurado durante el período de recuperación bizantina y luego volvió al exilio, ya que se conoce la mención de un metropolitano anónimo en 955.Tarso fue disputada por bizantinos, cruzados y armenios, cambiando de manos reiteradas veces en las siguientes décadas.[7] Michel Le Quien en Oriens christianus (1740)[8] y Robert Devreesse en Le patriarcat d’Antioche depuis la paix de l’Église jusqu’à la conquête arabe (1945)[9] mencionan las mismas siete diócesis sufragáneas.Originalmente pertenecían a la provincia eclesiástica de Tarso también la sede de Anazarba con sus sufragáneas, que se convirtió en una provincia eclesiástica diferenciada (Cilicia II) a mediados del siglo VI.El primer metropolitano sirio conocido es Yohannan bar ʿEbrayta consagrado por el patriarca Severo II bar Mashqe en 668, al que le siguieron otros dieciséis metropolitanos conocidos, el último de los cuales fue consagrado por el patriarca Miguel el Sirio (1166-1199), que lo atestiguó en su Crónica.