Sede vacante

[1]​ La expresión proviene del latín y significa que el sitio está vacío, refiriéndose a la cátedra de una iglesia en particular.

Una vez llegados los cardenales, se convocan las congregaciones generales, en que los miembros del cónclave discuten sobre el futuro de la Iglesia.

Para el cónclave, son elegidos al azar tres cardenales asistentes, entre los presentes, por cada uno de los órdenes (obispo, presbítero o diácono).

Así, transcurridos entre quince y veinte días, los cardenales electores se reúnen en cónclave para la elección del nuevo sumo pontífice.

En este caso, también cesan todos los cargos de la Curia Diocesana, y se nombra un administrador apostólico desde Roma o se elige un sacerdote como administrador diocesano desde el Consejo Presbiteral, a no ser que exista un obispo coadjutor, que asume el cargo al cese del titular.

El emblema de la Santa Sede en tiempos de sede vacante.