El epitelio (o tejido epitelial) es el tejido formado por una o varias capas de células unidas entre sí, que recubren todas las superficies libres del organismo, y constituyen el revestimiento interno de las cavidades, órganos huecos y conductos del cuerpo.El tejido epitelial deriva de las tres capas germinativas: ectodermo, endodermo y mesodermo.[2] El epitelio constituye un conjunto de células muy unidas entre sí, gracias a uniones intercelulares que son: Los epitelios están sujetos a una membrana basal, compuesta de una lámina lúcida y lámina densa que forman la lámina basal, y esta lo tapiza en toda su longitud basal y lo separa del tejido conectivo.La lámina densa no es visible al microscopio óptico, aunque la membrana basal sí con coloraciones de PAS y plata.Los epitelios son los primeros tejidos que aparecen en la ontogenia, pudiendo derivar de cualquiera de las tres hojas o capas celulares que constituyen el embrión: mesodermo, ectodermo o endodermo.El epitelio está formado por una sola capa de células y todos los núcleos celulares están a la misma altura.[5] Las funciones del epitelio simple cúbico más importantes son la absorción y secreción.El epitelio columnar simple que reviste el útero, oviductos, conductos deferentes, pequeños bronquiolos y senos paranasales es ciliado.Este tipo de epitelio lo encontramos en la córnea, las mejillas, la lengua, la faringe, el esófago, las cuerdas vocales verdaderas y la vagina.Son aquellos epitelios en que todas las células hacen contacto con la lámina basal, pero no todas alcanzan la superficie, por lo que en realidad son epitelios simples, con varios tipos de células dispuestas en una sola capa, pero con sus núcleos a diferentes niveles, dando el falso aspecto de tener varias capas.En la superficie libre o apical de determinadas células epiteliales se encuentran: microvellosidades, estereocilios, cilios, axonema y flagelos.