Las cuerdas vocales (en terminología anatómica, pliegues vocales) son cuatro repliegues o labios membranosos (distribuidos en dos pares) que forman parte del aparato fonador humano y son directamente responsables de la producción de la voz (véase también canto).
No tienen forma de cuerda, aunque así se les sigue llamando coloquialmente.
Se construyen a partir de epitelio, pero tienen unas pocas fibras musculares en ellos, es decir, el músculo vocal que tensa la parte anterior del ligamento cerca del cartílago tiroides.
Este ligamento discurre desde la cara ventral del cartílago aritenoides hasta la cara dorsal del cartílago tiroides y, sobre él, cae a modo de manta el músculo vocal y la mucosa laringe, constituyendo finalmente los repliegues membranosos de los repliegues vocales.
Entre los repliegues vocales inferiores queda una abertura que recibe el nombre de glotis.
Las cuerdas vocales son un órgano muy frágil y se pueden enfermar o lesionar fácilmente.
Todo el mundo está expuesto a padecer de problemas en la voz; y las personas que más padecen o que más predispuestas a problemas de las cuerdas vocales son todas las que utilizan la voz profesionalmente (maestros, locutores, cantantes, secretarios, recepcionistas, etc).