[1][2] También se puede definir como una mezcla homogénea formada por un disolvente y uno o varios solutos.
Por su concentración, la disolución puede ser analizada en términos cuantitativos o cualitativos dependiendo de su estado.
Otra distinción es si sus moléculas pueden formar enlaces de hidrógeno (disolventes próticos y apróticos).
El agua, el disolvente más utilizado, es polar y mantiene enlaces de hidrógeno.
Las sales se disuelven en disolventes polares, formando iones positivos y negativos que son atraídos por los extremos negativo y positivo de la molécula del disolvente, respectivamente.
Por ejemplo, todas las bebidas alcohólicas son soluciones acuosas de etanol.