En una disolución, el soluto es la sustancia que se disuelve, es decir, que se combina con otra sustancia, que es el disolvente,[1][2] por lo que se puede encontrar en un estado de agregación diferente al comienzo del proceso de disolución y experimentar una transición de fase.
En muchas ocasiones está en menor proporción al solvente.
Por ejemplo: en una disolución que contenga 5 centilitros de alcohol y 95 centilitros de agua, el alcohol sería el soluto y el agua el disolvente.
[1] Otra característica a considerar sería la facilidad para disolverse o solubilidad que pueda presentar en el disolvente.
En general, los compuestos iónicos y moleculares polares son solubles en disolventes polares como el agua o el etanol;[5] y los compuestos moleculares apolares en disolventes apolares como el hexano, el éter o el tetracloruro de carbono.