Cloruro de carbono(IV)

El tetracloruro de carbono se usó en la industria como un buen líquido refrigerante, un potente plaguicida y fungicida, un potente producto desengrasante -elimina con suma facilidad ceras, aceites y grasas, tanto las saponificables como las que no lo son-, razón por la cual se empleó en la industria aceitera y de jabonería para la extracción de aceite de orujo como sustituto del sulfuro de carbono al ser éste muy inflamable, pero por su precio no resultaba ventajoso sobre el sulfuro ni sobre el tricloroetileno que tampoco resultaba inflamable.

Cuando se degrada, forma sustancias químicas que pueden ser perjudiciales para la capa de ozono.

La exposición a niveles más altos podría ocurrir en industrias que no controlen bien las emisiones.

El CCl4 se puede absorber por vía respiratoria, digestiva, ocular y por la piel lesionada.

Ambos radicales inician una reacción en cadena de lipoperoxidación, lesionando al hígado y a otros tejidos como el pulmón.

En los hepatocitos, esta elevación del calcio intracelular activa la fosfolipasa A2 y agrava la afectación de la membrana.

[6]​ En ratas, la lesión hepatocelular se ha visto con los siguientes efectos:[6]​ Se ha demostrado que el CCl4 es cancerígeno en animales de laboratorio, pero no hay pruebas suficientes sobre su efecto genotóxico en humanos.