Sinfonía n.º 3 (Bernstein)

Su mayor problema profesional era cómo equilibrar su triple talento como pianista, compositor y director de orquesta, puesto que podría haber tenido una espléndida carrera a tiempo completo en cualquiera de los tres ámbitos.

Para los judíos del mundo tiene una connotación muy emotiva, ya que es el nombre de una oración del judaísmo que se canta por los muertos junto a la tumba en ocasiones conmemorativas, así como en todos los servicios de la sinagoga.

Curiosamente no contiene ni una sola mención a la muerte; por el contrario usa tres veces la palabra chayei o chayim (vida).

Esta doxología está escrita en una mezcla de hebreo y arameo, la lengua vernácula en la época de Jesús, y hay razones para creer que se convirtió en la base del Padrenuestro cristiano.

En la versión original también fue una decisión dualista elegir a una mujer como narradora y como solista vocal que tenía que cantar palabras sagradas tradicionalmente reservadas a los hombres en la sinagoga.

Bernstein había utilizado el mismo recurso en su Sinfonía n.º 1 Jeremías, en la que la Lamentación del profeta es cantada por una mezzosoprano.

[1]​ El compositor, que no había quedado del todo satisfecho con la versión original de 1963, realizó algunas revisiones en 1977.

[1]​ El primer movimiento se titula Invocation (Invocación) y lleva la indicación de tempo Adagio.

La música que sigue está llena de conflictos, pero a menudo es comedida y deferente con el narrador.

El compositor sintió fuertemente el peculiar judaísmo de esta relación "Yo-Tú" en todo el concepto mítico del amor del judío a Dios, desde Moisés hasta la secta jasídica, hay una profunda intimidad personal que permite decir cosas a Dios que son casi inconcebibles en otra religión.

Este cambio se manifiesta mediante una música agónica y no tonal que culmina en una cadenza coral a ocho voces de una enorme complejidad.

[1]​ No obstante, termina surgiendo una crisis de fe y la música se vuelve oscura.

That we may be stopped, once for all, Cut off in the act of praising You.

Yit'barach v'yish'tabach v'yit'pa-ar v'yit'romam v'yit'nasē v'yit'hadar v'yit'aleh v'yit'halal sh'mē d'kud'sha, b'rich Hu, l'ēla min kol bir'chata v'shirata, tush'b'chata v'nechemata, da-amiran b'al'ma, v'im'ru: amen.

Y'hē sh'lama raba min sh'maya v'chayim alēnu v'al kol Yis'raēl v'im'ru: amen.

Surely You can cause and command A touch of order here below, On this one, dazed speck.

Pero mientras tenga aliento, aunque sea breve, Cantaré este último Kaddish para Ti, Por mí, y por todos los que amo Aquí en esta casa sagrada.

I am that part of Man You made To suggest his immortality.

But Yours was the first mistake, creating Man in Your own image, tender, Fallible.

Dear God, how You must suffer, So far away, ruefully eyeing Your two-footed handiwork—frail, foolish, Mortal.

Pero Tuyo fue el primer error, creando Hombre a Tu propia imagen, tierno, Falible.

Padre mío afligido, Si pudiera consolarte, sostenerte contra mí, Acunarte y mecerte hasta que te duermas.

This is Your Kingdom of Heaven, Father, Just as You planned it.

Come back with me, to the Star of Regret: Come back, Father, where dreaming is real, And pain is possible—so possible You will have to believe it.

The colors of my rainbow are blinding, Father, And they hurt Your eyes, I know.

We can still be immortal, You and I, bound by our rainbow.

That is our covenant, and to honor it Is our honor ... not quite the covenant We bargained for, so long ago, At the time of that Other, First Rainbow.

Te tengo, Padre, encerrado en mi sueño, Y debes permanecer hasta la escena final... ¡Ahora!

Los colores de mi arco iris son cegadores, Padre, Y lastiman tus ojos, lo sé.

Cree en mí Y verás el Reino de los Cielos En la Tierra, tal como Tú lo planeaste.

Bernstein con su esposa Felicia en 1962.
Hanna Rovina , narradora del estreno.