[1] El sonido de la celesta es similar al del glockenspiel, pero con un timbre mucho más suave y sutil.
[2] Esta cualidad le dio al instrumento su nombre, celesta, que significa "celestial" en francés.
Una celesta se usa a menudo para amplificar una línea o sección melódica tocada por otro instrumento.
[5][6] En 1788 el irlandés Charles Glaggett inventó un instrumento denominado aiuton, cuyo sonido en «dulzura» y suavidad no ha sido superado ni por la armónica de cristal ni por ningún instrumento de cuerda frotada.
Para lograr este sonido Glaggett dispuso en un cajón hueco una serie de diapasones o barras de metal que eran golpeadas por pequeños martillos, los que a su vez se accionaban mediante teclas.
Este instrumento, con escalas de tres a seis octavas nunca trascendió su fase experimental.
[7][8] La antigua idea del siglo xiii de producir, por una parte, un sonido dulce y en lo posible suave, pero que, por otra parte, alcanzara un cierto volumen, condujo cien años más tarde a la invención de la celesta.
[11] Los compositores franceses y rusos fueron los primeros en utilizar este instrumento dentro de la orquesta sinfónica.
[12] El compositor estadounidense Ferde Grofé utilizó la celesta en su Grand Canyon Suite, incluyendo un solo en el tercer movimiento "On the Trail".