Señal de precio

Esta información puede hacer que los consumidores reduzcan su demanda si el precio aumenta[1]​ o, si el precio crece, pero la demanda se mantiene constante, los productores inviertan lo necesario para aumentar su oferta.[2]​ La información transmitida por los precios es esencial en la coordinación de una economía de mercado, pues determina qué se produce, cuánto, cómo y qué recursos se emplean para producirlo.Su objetivo era recaudatorio (pretendían generar ingresos para financiar las acciones estatales y de las colectividades) antes que medioambiental.También en ciertos países orientados hacia servicios menos contaminantes y más sobrios en petróleo.Por esto la señal de precio puede no bastar a largo plazo, aunque sí puede funcionar en determinadas circunstancias.Numerosos ejemplos lo muestran: gravando el SO2 emitido, Suecia ha reducido sus emisiones un 80 % de 1980 a 1991.En Suecia, se estima que la tasa sobre el CO2 ha permitido un declive de las emisiones del 9 % entre 1990 y 1994.Por ejemplo, el precio real del pescado ha aumentado regularmente como consecuencia de la disminución de los recursos, pero en vez de pescar menos, y sobre todo gracias a las subvenciones públicas, son los costes de producción los que han disminuido fuertemente por la mecanización y los progresos técnicos, y simplemente se va a pescar más lejos, y luego a mayor profundidad, lo que ha provocado que numerosos caladeros acaben sobreexplotados en algunas décadas (fenómeno llamado "sobrepesca").En el sector inmobiliario, el disparo de los precios del terreno y de la construcción, que ha afectado a todas las grandes ciudades y capitales a finales del siglo XX, no ha reducido las inversiones en la construcción, al contrario.En Europa, antes de 2003, cada país gravaba sus carburantes (a veces con excepciones como el queroseno) con tasas muy variables.Este marco es simbólico (1 euro por megavatio producido con petróleo, gas o carbón), pero antes de esta directiva las diferentes tasas nacionales distorsionaban el mercado y favorecían importantes tráficos y desvíos legales de carburantes de un país al otro, con costes medioambientales y pérdidas para las finanzas públicas.Así un encarecimiento del precio de la energía inducido por un alto impuesto sobre el carbono o una ecotasa elevada sobre los productos petrolíferos puede impulsar la eficiencia energética.Existen además los bienes de Giffen, cuya demanda sube cuando su precio se incrementa.
Carteles de rebajas: a través de un precio reducido a la mitad se señalan artículos ventajosos de los que la tienda desea desprenderse.