Las diversas facciones liberales habían alcanzado en junio un acuerdo, conocido como ley de garantías, que permitió restablecer la unidad del partido.Quedó fuera del partido liberal-fusionista la facción liderada por el general López Domínguez, a quien Sagasta ofreció la embajada en París, pero aquel exigió un mínimo de 27 diputados en las nuevas Cortes lo que se consideró un número excesivo.La inmensa mayoría, masculina, a quien se había dado el derecho al voto no estaba compuesta por clases medias y trabajadoras de carácter urbano, o campesinos independientes, implicados en un proyecto político de carácter democrático, sino por unas masas rurales, extremadamente pobres y analfabetas, completamente ajenas a dicho proyecto, con la esperanza de una revolución social, en la mitad sur del país, y del triunfo del carlismo, en buena parte del norte; unas masas, que además, habían experimentado o bien una fuerte represión policial o la derrota en una guerra civil».[12] Así pues, «aunque formalmente equivalía a la implantación de la democracia, [la aprobación del sufragio universal (masculino)] en términos prácticos nada cambió».[13] «Los diputados siguieron siendo, más o menos, los mismos; ningún grupo social, salvo contadas excepciones, accedió al poder legislativo.[17] Sin embargo, el gobierno fracasó en su intento de reforma del Ejército, cuya situación «era, en su conjunto, muy deficiente en comparación con otros ejércitos nacionales» porque «más que como una institución pensada para la guerra, estaba organizado para tareas de guarnición y orden público, con tropas mal dotadas, reclutas forzados, con un exceso de mandos y con una estructura organizativa poco adecuada».Díez días después, también en Barcelona, se celebró el I Congreso del PSOE, que aprobó el que sería conocido como programa máximo del partido y ratificó a Pablo Iglesias como su presidente.[23] Desde el mundo católico se intentó crear un movimiento obrero con esa significación confesional a raíz de la publicación en 1891 de la encíclica papal "Rerum novarum" que alentaba a que se tomaran iniciativas en el campo social.[33] El acuerdo alcanzado con los «transigentes» fue rechazado por los fueristas «intransigentes» que no se conformaron con los conciertos económicos.La “depresión agraria” afectó sobre todo al sector cerealista, concentrado en Castilla, ya que las exportaciones se redujeron, aunque también recayó sobre otros sectores como la remolacha azucarera o la carne —por ejemplo, la ganadería gallega perdió sus mercados exteriores en Gran Bretaña—.A la campaña proteccionista se sumaron los industriales textiles catalanes muy afectados por la depresión agraria porque estaba provocando la caída de sus ventas.[42][43] Sin embargo, los liberales fueron revisando sus planteamientos librecambistas, empezando por el propio Moret, hasta adoptar una «tercera vía pragmática» que se concretó en no aumentar los aranceles y al mismo tiempo no aplicar las rebajas arancelarias previstas en la Base Quinta del arancel Figuerola.[54] La propuesta nacionalista vasca de Sabino Arana se basaba en las siguientes ideas:[55] En el gobierno conservador de Cánovas convivieron dos tendencias opuestas del conservadurismo representadas por Francisco Romero Robledo —que había vuelto a las filas del Partido Conservador tras su experiencia fallida con el Partido Liberal-Reformista— y Francisco Silvela.Maura y su suegro Germán Gamazo dimitieron abriendo una grave crisis en el gobierno de Sagasta.Posteriormente, se creó en la península un ejército expedicionario al mando del capitán general Arsenio Martínez Campos, 20 000 hombres[63] Estas tropas llegaron llegaron a Melilla el 29 de noviembre, produciendo un efecto disuasorio, y cesaron los combates.La represión policial que se desató a continuación fue brutal e indiscriminada y dio lugar al famoso proceso de Montjuic, durante el cual 400 «sospechosos» fueron encarcelados en el castillo de Montjuic, donde fueron brutalmente torturados —«uñas arrancadas, pies aplastados por máquinas prensoras, cascos eléctricos, puros habanos apagados en la piel…»—.[68] Cuba era considerada «parte del territorio de la nación, que los políticos debían conservar en su integridad».Estas medidas dieron buen resultado desde el punto de vista militar, pero con un coste humano elevadísimo.Por otra parte, muchos campesinos, sin nada que perder ya, se unieron al ejército insurgente».Las brutales medidas aplicadas por Weyler causaron un gran impacto en la opinión pública internacional, especialmente en la norteamericana.El historiador Melchor Fernández Almagro, que era un niño cuando acabó la guerra, se refirió a los soldados heridos y mutilados que volvían de la campaña colonial «recorriendo las calles y plazas en penosa e inevitable exhibición del uniforme de rayadillo reducido a andrajos, con tétrica profusión de muletas, brazos en cabestrillo y parches en el demacrado rostro».Para poder «regenerar» al «organismo enfermo» que era la España de 1900 hacía falta un «cirujano de hierro» que pusiera fin al sistema «oligárquico y caciquil» e impulsara un cambio basado en «escuela y despensa».[93] En resumen, en España el resultado de la guerra se vivió como una tragedia, pero solo entre la clase intelectual (lo que dará lugar al Regeneracionismo y a la Generación del 98), ya que la mayoría de la población era analfabeta y vivía bajo el régimen del caciquismo.El desastre no tuvo nada de excepcional en el contexto de la época: ese mismo año los franceses habían tenido que retirarse vergonzosamente ante los británicos en el incidente de Fachoda, los portugueses también habían tenido que ceder ante ellos en 1890, los italianos fueron humillados por nativos en Abisinia en 1896, los griegos sufrieron una dura derrota ante los turcos, China era un Estado dominado por los extranjeros, los rusos fueron severamente derrotados por los japoneses en 1905 y los turcos fueron derrotados por los italianos en 1912, entre otros ejemplos.[95] En resumen, el panorama que se señalaba en ese Decreto del año 1900 era desolador, pues solo consideraba 2 buques aptos para la guerra moderna de entonces.Este flujo masivo de capital (equivalente al 25 % del producto interno bruto de un año) ayudó a desarrollar las grandes empresas modernas en España en las industrias del acero, química, financiera, mecánica, textil, astillero y energía eléctrica.Le sucedió el general Marcelo Azcárraga Palmero, con un gobierno que solo duró cinco meses.[114] El fracaso del acercamiento a los conservadores españoles no hizo desaparecer a la nueva Lliga Regionalista sino todo lo contrario ya que encontró un apoyo cada vez mayor entre muchos sectores de la burguesía catalana desilusionados con los partidos del turno.[115] En cuanto al País Vasco, el PNV en 1898 era todavía un grupo político que apenas tenía afiliados y cuya implantación se reducía a Bilbao, y ni siquiera tenía un periódico propio tras la desaparición de Baserritarra el año anterior por problemas económicos.Pero ese mismo año de 1898 cambió completamente la situación del PNV —que junto con el PSOE habían sido los dos únicos grupos políticos vascos que se había opuesto a la guerra—gracias al ingreso en el mismo del grupo de euskalerriacos que le proporcionaron «cuadros políticos, el semanario Euskalduna y recursos económicos, pues aquellos fueristas eran burgueses vinculados a la industria y al comercio, en especial su dirigente Ramón de la Sota», y que, frente al independentismo de Arana, defendían la autonomía para el País Vasco, acercándose así a los planteamientos del catalanismo.
El albañil herido
o
Los últimos sacramentos
(1890), de
Rafael Romero de Torres
. En este cuadro se observa la forma de abordar la
cuestión social
por parte de los sectores ideológicos opuestos a la intervención del Estado y que fue denunciada, entre otros muchos, por el presidente del gobierno
Cánovas del Castillo
.
Manresa en 1881.
Cabecera del periódico
Bizkaitarra
con el lema
Jaun-Goikua eta Lagi Zarra
('Dios y Ley Vieja') que será también el del
PNV
.
Ilustración de
Le Petit Journal
sobre la
bomba del Liceo
lanzada por un anarquista el 7 de noviembre de 1893 y que causó 22 muertos y 35 heridos.
Tropas españolas de las avanzadas del Fuerte de San Lorenzo, en Melilla (
Blanco y Negro
, 4 de noviembre de 1893).
Dibujo reproduciendo el momento de la explosión de la bomba en la procesión del
Corpus Cristi
de 1896 en la calle
Canvis Nous
de Barcelona. La represión posterior conocida como el
proceso de Montjuic
levantó una oleada de protestas nacional e internacional.