José Martí, poseedor del ideario más completo y acabado del siglo XIX latinoamericano, con proyecciones ideológicas que superaban con mucho lo tradicional, abogó sin descanso por hacer realidad la hora de la "hora de la segunda independencia" En su estrategia continental, la liberación de Cuba y Puerto Rico era un primer paso que decidiría la suerte del continente.
Cada agrupación existente en la emigración, o cada grupo de cubanos que quisiese formar un Club, analizo el documento, sugirió lo que estimó conveniente, y una vez, aprobados, se comunicó la aceptación al órgano supremo en Nueva York.
El delegado tenía plenos poderes, aunque Martí periódicamente realizaba visitas a los clubes e informaba de la parte de labor que podía darse a conocer.
Martí logró atraer a jefes veteranos de gran prestigio como los Mayores Generales Máximo Gómez, Antonio Maceo, Carlos Roloff y Julio Sanguily.
Los veteranos se organizaron militarmente según los grados adquiridos en las anteriores contiendas, y conformaron el embrión del futuro ejército libertador.
El plan de la Fernandina fue concebido por Martí, y consistía en la salida de EUA de tres embarcaciones, que, saliendo en distintas fechas, ajustaran sus recorridos para desembarcar en la isla de Cuba por puntos diferentes simultáneos: un primer barco recogería a Maceo en Costa Rica para desembarcar en oriente, un segundo barco trasladaría a Carlos Roloff a las Villas, y el tercer barco recogería a Martí y Gómez en Santo Domingo y los trasladaría al Camagüey...