El torneo se disputó en seis estadios repartidos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza.
En el torneo jugaron consagrados futbolistas internacionales de la época como Johan Neeskens, Teófilo Cubillas, Zico, Dino Zoff y Mario Kempes, además de Michel Platini, Karl-Heinz Rummenigge y Paolo Rossi, entre otros valores destacados.
Finalmente, con goles de Kempes (2) y Daniel Bertoni (1), la selección albiceleste se impuso por 3-1 y levantó la copa por primera vez, después de que se le escapó 48 años antes en Uruguay 1930, al perder por 4:2 en la final ante el combinado local.
[3] Argentina había intentado ser anfitrión de la Copa del Mundo en otras tres oportunidades: 1938, 1962 y 1970.
Se sospecha que la Armada ordenó el crimen como parte de la lucha interna en la Junta Militar.
[12] Se construyeron tres nuevos estadios en las ciudades de Córdoba, Mendoza y Mar del Plata.
El gobierno de La Plata prometió un «estadio único» pero para 1974 se desechó por pujas internas.
[22] En cursiva, los debutantes en la Copa Mundial de Fútbol: ARG Argentina (Anfitrión) FRG Alemania Federal (Campeón defensor) NED Países Bajos (Subcampeón 1974) BRA Brasil ITA Italia SWE Suecia MEX México PER Perú SCO Escocia ESP España HUN Hungría POL Polonia AUT Austria FRA Francia IRN Irán TUN Túnez Tuvo lugar el jueves 1 de junio en el estadio Monumental del Club Atlético River Plate, comenzando a las 13:30 con una duración 75 minutos.
Argentina y Brasil llegaban al último partido con 3 puntos, aunque la verde-amarela tenía mayor diferencia de gol.
La pelota estaba compuesta por veinte paneles que creaban la impresión óptica de doce círculos idénticos, y fue diseñada para resistir mejor condiciones climáticas adversas, como la lluvia.
Dos brazos estilizados en alto que forman —cada uno— una bandera argentina sosteniendo en el medio una pelota de fútbol.
El jurado del concurso estuvo integrado por los artistas argentinos: Juan Distéfano, Ary Brizzi y Roberto Páez.
Lacoste tenía una fuerte confrontación económica con Actis y existen sospechas que fue el instigador de su asesinato.
[16] El empresario y exsecretario de Hacienda, Juan Alemann, denunció en 1982 -aun en plena dictadura- que el vicealmirante Carlos Alberto Lacoste había "dilapidado dinero" y que no había presentado la liquidación final del Ente Autárquico Mundial '78.
Alemann culpó del atentado al propio Massera: Ya en democracia la Cámara Federal de Buenos Aires consideró que Carlos Alberto Lacoste nunca suministró explicaciones suficientes y satisfactorias sobre cómo su patrimonio económico haya podido incrementar en un total de 443 % entre los años 1977 y 1979, tal como denunció la fiscalía nacional en 1984.
Amnistía Internacional realizó una campaña contra el Mundial cuyo lema era «Fútbol sí, torturas no».
[61] La revista Gente emprendió una campaña para que sus lectores influyeran sobre familiares y conocidos radicados negando la existencia del Estado represivo.
[61] La dictadura montó en el altillo de la ESMA una oficina de prensa clandestina para estos fines, en la que los propios detenidos archivaban la información sobre la Argentina que publicaban los medios extranjeros, y se difundía información favorable al régimen.
El impacto de su conversación fue tal que por mucho tiempo continuó estando en contacto con ellas y siguió apoyando su causa».
Argentina llegaba en desventaja frente a Brasil, con los mismos puntos pero con un gol menos de diferencia.
La FIFA dispuso que Brasil debía jugar primero contra Polonia y Argentina después contra Perú,[69][70] concediéndole así una ventaja al equipo argentino, al conocer de antemano qué cantidad de goles serían necesarios para llegar a la final.
Perú), los brasileños presionaron para jugar ese tercer partido de la segunda fase al mismo tiempo que la Argentina.
Otros, por investigaciones recientes, apuntan a que habría existido un acuerdo entre ambos gobiernos en el marco del Plan Cóndor.
[81] Varios jugadores del equipo peruano sostuvieron que a su criterio se habían producido sospechosas irregularidades o directamente sobornos.
Velásquez dijo también que aunque no tenía pruebas, sabía que varios dirigentes y seis jugadores peruanos fueron sobornados para dejarse ganar, mencionando entre ellos a Rodulfo Manzo, Raúl Gorriti, Juan José Muñante y Ramón Quiroga (el portero de Perú nacido en Argentina).
[74] En una investigación realizada por Fernández Moores para radio Continental, el periodista Carlos Juvenal contó que el propio capitán del equipo Héctor Chumpitaz, le confesó sobre "un dinero adicional", pero le agregó que jamás lo admitiría de modo público.
Por ejemplo, hay un gol de Tarantini en el que Manzo se agacha y lo deja solo.
En el cuarto gol de Argentina, Manzo se agacha y me deja solo al rematador".
[95][96] Héctor Chumpitaz, capitán de ese equipo peruano, declaró que su selección jamás se vendió.
Finalmente, Cubillas consideró absurdo pensar que Argentina le envió toneladas de trigo al Perú, retribuyendo el hecho.