Asimismo ayudó a crear el Rotary International y fue uno de los dos fundadores del Grupo Bilderberg, una organización internacional con diversos miembros, que se reúne anualmente para debatir sobre el futuro del mundo y asuntos de interés europeo.
Bernardo fue bautizado como el conde Bernhard Leopold Friedrich Eberhard Julius Kurt Karl Gottfried Peter de Lippe-Biesterfeld en Jena, Alemania.
Sin embargo, el príncipe no era un nazi convencido; estas afiliaciones le permitían adquirir nuevos contactos y fomentar sus intereses personales.
No obstante, el príncipe negó posteriormente haber pertenecido a estas asociaciones, aunque su membresía se encuentra bien documentada y acreditada.
Posteriormente, el príncipe comenzaría a trabajar para la empresa química alemana IG Farben.
Aunque los servicios secretos alemanes y holandeses estaban interesados en ambos hermanos, no descubrieron ninguna información ni contacto comprometedores.
Desde que comenzó su carrera militar, Bernardo adquirió una gran afición por los uniformes elegantes y las medallas.
Armgard von Sierstorpff-Cramm, madre de Bernardo, no admiraba a los nazis y tuvo problemas al rechazar públicamente que fuera colocada una bandera alemana con esvástica en su residencia en Reckenwalde.
Cuando Alemania invadió los Países Bajos, el príncipe, portando una metralleta organizó a los guardias del palacio real neerlandés para que dispararan contra los aviones alemanes.
Poco después la familia real huía de los Países Bajos y se refugiaba en Inglaterra.
Una vez allí, la princesa Juliana y sus hijas fueron enviadas a Canadá, donde permanecieron hasta el final de la guerra.
En 1940 el teniente Murray Payne instruyó al príncipe Bernardo y le enseñó a pilotar un Supermarine Spitfire.
Como reconocimiento a sus méritos, el príncipe Bernardo obtuvo la Cruz de Vuelo Holandesa por su “habilidad y perseverancia” (en neerlandés: "bekwaamheid en volharding").
[2] En 1941 al príncipe Bernardo le fue otorgado el rango honorario de wing commander en la Royal Air Force.
También ayudó a organizar el movimiento de resistencia holandesa y actuó como secretario personal para la reina Guillermina.
La reina Guillermina borró personalmente la palabra “honorario” en el decreto que promovió al príncipe Bernardo a general.
Como resultado del éxito de la primera reunión, pasó a convertirse en un evento anual conocido como el Grupo Bilderberg.
[4] Al parecer los ayudó en varias negociaciones empresariales cuyo contenido no ha sido completamente aclarado.
Posteriormente, el propio Bernardo admitiría que había proporcionado en persona la información del artículo.
El primer ministro neerlandés, Willem Drees, tuvo que actuar y nombró un comité de tres sabios para aconsejar a la familia real.
El informe emitido por los tres sabios parece haberse extraviado de los archivos holandeses.
[6] La prensa holandesa e internacional se hicieron eco del escándalo durante meses, aportando pruebas sobre la pertenencia del príncipe Bernardo a las SS, así como de sus numerosas aventuras extramatrimoniales, sobre la compra de un lujoso apartamento en París para su amante Hélène Grinda, con quien había tenido una hija ilegítima, Alexia.
Declaró: “He aceptado que la palabra Lockheed sea escrita sobre mi tumba.”[7] También admitió haber engendrado dos hijas ilegítimas tras su matrimonio.
El Parlamento votó en contra de someter al príncipe a un proceso judicial.
En 1988, el príncipe Bernardo y la princesa Juliana (que había abdicado en su hija Beatriz en 1980 y retomado su título de princesa) vendieron dos cuadros de su colección personal para proporcionar dinero al World Wildlife Fund.
No obstante, en 1989, Charles de Haes, director general del WWF devolvió 500.000 libras a Bernardo para un “proyecto privado”.
Este grupo paramilitar se infiltraría en las organizaciones del tráfico ilegal de marfil para arrestarlos.
Además, Dowling afirmó que varias unidades sudafricanas que habían tomado parte en 1992 en la masacre de Boipatong para aplastar a los insurgentes contra el apartheid, habían sido entrenadas en el “Proyecto Lock”.