Ese remarcado y fuerte carácter competitivo le colocó con tan sólo 22 años, en una encrucijada mundialista de histórica resolución en Argentina 1978.
Cuando el juventino iba a disparar, Brandts se opuso, estiró la pierna y su ligero toque bastó para batir en su propia portería la salida del portero Piet Schrijvers, Branndts no solo hizo un autogol sino que también lesiono a su portero sacándolo del partido lesionado.
Italia se adelantaba y el zaguero había cometido "el más grande error" de su aún corta carrera.
Ernie, desde el suelo por el golpe recibido tras su ‘punterazo’, no se levantó pues sus compañeros, alucinando con semejante gol, le rodearon emocionados.
Aquella tarde pasará a la historia por ser el "primer partido donde un mismo jugador anotaba un gol para cada equipo".