Música de la Edad Media de España

Se conoce como canto mozárabe (aunque una denominación más precisa sería visigótico o hispánico) a la expresión musical asociada a la liturgia hispánica, propia de la Iglesia visigoda española y que pervive hasta nuestros días.

Sefarad se llamaba a toda la tierra que estaba situada en los confines occidentales europeos y por ello se llamó sefardíes a los judíos que vivían en la península ibérica desde tiempos del Imperio Romano.

Por ejemplo, la misma canción puede ser acompañada con un laúd árabe en Marruecos y con un bağlama en Turquía, con melodías distintas.

Hasta ahora no sabemos cómo sonaba la música, pero sí conocemos los sistemas de notación que, utilizaron en los cánticos entonados desde las catacumbas.

La música cristiana de esta época es esencialmente vocálica (los instrumentos les recuerdan el mundo pagano) y destinada al culto.

Con la expansión del cristianismo (siglo IV), se desarrollan arzobispados independientes de Roma con diferentes liturgias: la romana, la milanesa (o ambrosiana), la española (mozárabe), galicana, céltica (irlando-británica), en Oriente (la bizantina y la siria).

Muchos trovadores y troveros se desplazaron a los reinos hispánicos, ya sea por motivos profesionales o de otra índole.

Aparte, existen otras composiciones que nos han llegado con música, pero de autores anónimos.

Además, tienden a emplear elementos comunes y simbólicos, como el mar, las fuentes, los cabellos, ciervos, las romerías, las ermitas, etc.

Este hecho quedará confirmado más tarde por los importantes manuscritos musicales que se han conservado en la península.

Esta división está basada en el tratado teórico Ars nova, publicado por Philippe de Vitry en 1322, el cual refleja una serie de novedades que se habían ido incorporado al canto polifónico en esa época.

A finales del siglo XI, tras la desaparición de la Liturgia Hispánica y su substitución por la Liturgia Romana, empiezan a entrar en la península ibérica nuevos formularios con el nuevo canto gregoriano que sustituirá al canto hispánico.

Inicialmente, esos nuevos tropos consistían en añadir textos adicionales a cantos monódicos ya existentes, en la adición de melismas o bien la adición de texto y música a esos cantos.

Por tanto, los manuscritos con las composiciones musicales más antiguas son siempre de carácter litúrgico o paralitúrgico.

Está depositado en Madrid, en la Biblioteca Nacional y hasta finales del siglo XIX estuvo guardado en la Catedral de Toledo.

Se tienen indicios de que la actividad musical en la península ibérica durante el siglo XIV, es decir, la etapa correspondiente al Ars nova, fue bastante intensa.

Además, incluye la primera obra polifónica conocida en España en lengua vernácula: la canción a dos voces Imperayritz de la ciutat joyosa, en catalán.

El ángel, el sol y los cuatro vientos ( Ap 7), miniatura del Beato de San Miguel de La Escalada , Pierpont Morgan Library, Nueva York , Ms. 644, f.° 115v.
Antifonario de León.
El Pergamino Vindel.
Cantigas de amigo de Martín Códax con anotación musical.
Ilustración del Codex E de las Cantigas de Santa María .
Codex Calixtinus.
Codex de Las Huelgas.
Llibre Vermell de Montserrat
Agnus Dei de la Misa de Barcelona.