Y un día, Ramon de Castell Rosselló encontró a Guillem de Cabestany que paseaba con poca compañía, y lo mató; le hizo sacar el corazón del cuerpo y le cortó la cabeza; e hizo traer el corazón a su casa, y también la cabeza; e hizo asar el corazón con pimienta, y lo dio de comer a su esposa.
Y cuando la dama lo hubo comido, Ramón de Castell Rosselló le dijo: "Sabéis qué es esto que habéis comido?"
Y cuando volvió en sí dijo: "Señor, me habéis dado tan buena carne que nunca jamás comeré de otra."
Y por el Rosellón y por toda Cataluña corrió la nueva de que Guillem de Cabestany y la mujer habían muerto tan traidoramente y que Ramon de Castell Rosselló había dado el corazón de Guillem como comida a la mujer.
Y Ramon de Castell Rosselló murió en la prisión del rey.