Humanismo renacentista

Mantiene su hegemonía en buena parte de Europa hasta finales del siglo XVI.

La expresión humanitatis studia fue contrapuesta por el humanista y político italiano Coluccio Salutati a los estudios teológicos y escolásticos cuando tuvo que hablar de las inclinaciones intelectuales de su amigo Francesco Petrarca; en este, humanitas significaba propiamente lo que el término griego filantropía, amor hacia nuestros semejantes, pero indicando un eje fundamental opuesto al teocentrismo de la cultura clerical del Medioevo que se situaba en torno al hombre, el antropocentrismo, como había ocurrido en la cultura clásica grecolatina.

Por eso el término estaba rigurosamente unido a las litterae o estudio de las letras clásicas.

En el siglo XIX se creó el neologismo germánico Humanismus para designar una teoría de la educación en 1808, término que se utilizó después, sin embargo, como opuesto a la escolástica (1841) para, finalmente, aplicarlo al periodo del resurgir de los estudios clásicos por Georg Voigt, cuyo libro El resurgimiento de la edad clásica durante el primer siglo del Humanismo (1859) fue durante un siglo una obra considerada fundamental sobre este tema.

La labor estaba destinada a acceder así a un latín más puro, brillante y genuino, y al redescubrimiento del griego gracias al forzado exilio a Europa de los sabios bizantinos tras la caída de Constantinopla, y con ella del Imperio romano de Oriente, en poder del Imperio otomano en 1453.

Con humanistas como Lorenzo Valla , quien en su De elegantia linguae latinae escribe una gramática del latín clásico de base científica, y otros intelectuales, comienza la filología moderna y se redescubre la antigüedad grecolatina.
La escuela de Atenas, fresco de Rafael .