La primera leyenda fue confeccionada por el archivero e historiador Francisco Tarafa en su obra De origine ac rebus gestis regum Hispaniae (Amberes, 1553), donde atribuye a un héroe y príncipe griego Ocno Bianor su fundación.
Ocno, despojado de la corona de su padre, viajó con su madre, emprendieron viaje hasta que fundaron una ciudad, a la que denominaron Manto, la hoy denominada Mantua, a orillas del Mincio.
Ya maduro, en un sueño, Apolo le indicó que debía peregrinar hacia dónde muere el sol, para evitar una gran mortandad a su ciudad.
Para salvar a su pueblo, Ocno inició un largo peregrinaje en su búsqueda pope que Apolo se le apareció de nuevo en sueños indicándole que en ese preciso lugar fundara una ciudad, debía poblarla y ofrecerla a los dioses.
Muchos de estos lugares son conocidos desde el siglo XIX y actualmente están bajo zonas urbanizadas, aunque, afortunadamente, el Museo Arqueológico Nacional conserva una buena provisión de fondos arqueológicos que están siendo revisados y que corresponden a una decena de yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio.
[14][15] La vieja creencia de que el arroyo Meaques, en la Casa de Campo, pudo ser la venta romana (en latín, mansio) llamada Miaccum, situada sobre la vía que unía Titulcia con Segovia, no está desechada.
Recientemente, se han comunicado a través de la prensa[20] nuevos hallazgos prerromanos (cerámica de época carpetana) y visigodos (enterramiento)[21] en las obras que se llevan a cabo en el entorno del Palacio Real.
Durante el siglo XV, la villa sigue creciendo hasta alcanzar unos 5000 habitantes a finales de la centuria.
En las cortes convocadas primero en Santiago de Compostela y luego en La Coruña, varias ciudades, entre las que se encuentra Madrid, se niegan a votar los servicios que el rey reclama para financiar la coronación imperial en Alemania.
Tras sofocar la revuelta comunera, Carlos I se muestra generoso con Madrid y le concede los títulos de Coronada e Imperial, comenzándose la transformación del viejo alcázar árabe.
Su hijo y sucesor, Felipe IV, manda construir, en 1625, la cuarta muralla de Madrid, que se mantendrá hasta mediados del siglo XIX.
Las primeras transformaciones urbanas se iniciaron en la periferia suroeste durante el corregimiento del marqués de Vadillo (1715-1730).
La construcción del palacio corrió a cargo de Juan Bautista Sachetti y se prolongó hasta 1764, ya en el reinado de Carlos III, interviniendo en ella los arquitectos Sabatini y Ventura Rodríguez.
Al margen del tratado, tropas francesas entraron por Cataluña, ocupando las plazas que encontraban a su paso.
Napoleón, aprovechando la debilidad de los Borbones españoles, obliga a ambos, primero al padre y luego al hijo, a reunirse con él en Bayona, donde llega Fernando VII el 20 de abril.
Mientras tanto, los militares españoles, víctimas de la confusión institucional reinante, seguían acuartelados y pasivos.
Tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general Lefranc, los dos mueren luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat.
Apenas diez días después abandona la ciudad, tras la derrota francesa en la batalla de Bailén.
Este episodio revolucionario terminaría dando pie al inicio del bienio progresista.
[nota 3] Pero no son solo cafés y teatros los que van cambiando la fisonomía de la ciudad.
En 1871 se abren las primeras líneas de tranvía, que unen la Puerta del Sol con los ensanches y la periferia.
Nuevos arrabales como las Ventas, Tetuán o el Carmen, daban acogida al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña.
[36] En los albores del siglo XX se comenzaron a formar círculos republicanos en los distritos de Madrid.
[42] La actividad huelguística del movimiento obrero, que tardó en cobrar importancia en Madrid, en contraste con otros centros industriales de la periferia, como la costa cantábrica y sobre todo Barcelona, empezó a despuntar en los años previos a la dictadura de Primo de Rivera, para alcanzar ya durante la Segunda República un papel preponderante en el contexto nacional.
[46] La Constitución de la República, promulgada en 1931, fue la primera que legisló sobre la capitalidad del Estado, estableciéndola explícitamente en Madrid,[47] donde el republicano Pedro Rico fue elegido alcalde por la corporación municipal, con cinco socialistas como tenientes de alcalde: Andrés Saborit, Manuel Cordero, Wenceslao Carrillo, Trifón Gómez y Lucio Martínez.
Durante el periodo republicano se siguió llevando a cabo la construcción de la Ciudad Universitaria, cuyas obras habían comenzado en 1928.
Municipios anexionados por Madrid a lo largo del siglo XX Tras la conquista de Madrid por el ejército rebelde, liderado por Francisco Franco, estos se instalaron en la villa y le devolvieron la capitalidad de España.
En los últimos años de la dictadura se produjeron en Madrid los atentados terroristas contra Luis Carrero Blanco (1973) y el de la calle del Correo (1974), cometidos por el grupo terrorista nacionalista vasco ETA.
En 1980, las primeras elecciones municipales de la democracia traen a Madrid el primer alcalde elegido democráticamente desde la Segunda República.
Los primeros alcaldes democráticos pertenecerán a los partidos de izquierda (Enrique Tierno Galván, Juan Barranco), virando después la ciudad a posiciones más conservadoras (Agustín Rodríguez Sahagún, José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón).