Entre los maestros italianos más renombrados de la época estuvieron Giotto (y su escuela giottesca),[3] Simone Martini, Cimabue, Duccio di Buoninsegna o Pietro Cavallini.Benedetto Antelami se considera la figura de transición entre la escultura románica italiana y la gótica, más por datación que por el estilo.El mismo emperador Federico escribió en De arte venandi cum avibus[17] cómo debían representarse "las cosas que existen así como son" (ea quae sunt sicut sunt), una sugerencia que puede ejemplificarse en el originalísimo capitel, conservado en el Metropolitan, atribuido a Bartolomeo da Foggia[18] (ca.[19] En Florencia, la época del Gótico internacional va a presenciar un desarrollo orientado netamente al clasicismo en su escuela local.La innovación técnica y la audacia estructural francesas no fueron aceptadas, prefiriendo mantener la tradición constructiva consolidada en siglos anteriores, e incluso desde un punto de vista estético y formal, no emuló el énfasis vertical casi estático de las catedrales francesas.Las iglesias mantuvieron grandes superficies de muros, en las que hicieron sobresalir las pinturas al fresco y menos espacio para las vidrieras.También en esa ciudad comienza a construirse la catedral de Santa María del Fiore, que se finalizaría ya en el nuevo estilo renacentista.La obra magna del gótico italiano es la catedral de Milán, iniciada en 1386 y cuya construcción se prolongó hasta el siglo XIX.