[12] La arquitectura anglosajona de la época utilizaba por lo general materiales efímeros que no han permitido su conservación.
Incluso los monasterios e iglesias levantados en piedra están en su mayor parte destruidos o muy alterados, siendo sólo posible su reconstrucción arqueológica.
Las superficies se decoran profusamente (horror vacui) con tramas intrincadas (nudo celta), que no intentan dar impresión de profundidad o volumen.
En los manuscritos son características las páginas-tapiz, las capitulares historiadas (una invención "insular"), los cánones eusebianos[30] y las miniaturas figurativas (como las representaciones de los evangelistas).
[44] En Europa continental, especialmente en el reino franco, los centros monásticos fundados por los monjes misioneros irlandeses y escoceses extendieron una influencia estética de este estilo, que se reconoce en elementos decorativos de manuscritos carolingios, románicos e incluso góticos.