Indudablemente, estas historias contribuían al interés de las potencias mediterráneas por la península ibérica.Mientras tanto, la costa mediterránea hispana, que había sido conquistada durante la guerra contra Cartago y rápidamente romanizada, comenzaba su expansión económica y comercial que pronto haría famosa a Hispania en el mundo romano.Por lo tanto, se hacía necesario poner aquellas tierras en explotación cuanto antes.Durante toda la dominación romana, la economía productiva hispana experimentó una gran expansión, favorecida además por unas infraestructuras viarias y unas rutas comerciales que le abrían los mercados del resto del imperio.Ya que la propiedad de las minas era estatal, Roma creó las compañías «societates publicanorum», empresas públicas administradas por publicanos para la explotación minera.Con relación a los minerales, Roma extrajo con mayor interés plata, cobre y hierro.[1] En estos yacimientos las labores de extracción alcanzaron una gran nivel técnico.[2] El área del suroeste poseía una cadena de explotaciones asociadas a la llamada Faja pirítica ibérica, zona que se acabaría convirtiendo en el gran centro minero para la producción de cobre y plata.Posteriormente, avanzado el siglo II a. C., se produciría la crisis del campesinado en todo el territorio bajo dominio romano, provocada por la ingente cantidad de esclavos que eran empleados en todos los sectores productivos, y consiguiente caída en picado de la competitividad del pequeño campesinado.En la economía agrícola romana, una finca buena disponía de cinco partes, dedicadas respectivamente a olivo, vid, trigo (pan), huerto (frutas y verduras) y pastos para ganado.Durante el siglo II d. C. se produjo además un importante comercio de aceite con destino a las guarniciones romanas en Germania.En dichos libros trata con extensión el cultivo del olivar y la vid.Durante todo el periodo romano, Hispania se destacó por la continuidad del floreciente comercio de salazones procedentes de la Bética, la Tarraconense y la Cartaginense que extendía su mercado por todo el occidente europeo.Esta actividad productiva se ve reflejada en los restos de factorías cuyo producto manufacturado era, además del pescado en salazón o salsamenta, la salsa «garum», cuya fama se extendía por todo el imperio.Al igual que sucedía con los productos vitivinícolas o el comercio del aceite, la producción de garum generaba una importante industria auxiliar del envasado en ánforas de la que también se conservan abundantes restos, y gracias a las cuales se puede hoy determinar el alcance de este comercio.
Moneda acuñada en Caesaraugusta bajo el gobierno del emperador
Calígula
. En el anverso figura un retrato conmemorativo del general
Agripa
; el reverso representa el ritual fundacional de la colonia. La inscripción C·C·A alude a la
ceca
de Caesaraugusta, y la leyenda
SCIPIONE·ET·MONTANO
(Escipión y Montano) da cuenta de los dos
duunviros
que gobernaban como magistrados locales en 38/39 d. C.