Déspota de Epiro

En el Imperio, déspota (en griego: δεσπότης, romanizado: despótēs) era un prestigioso título cortesano y no hacía referencia a un gobernante sobre un territorio específico.

En el Imperio bizantino tardío, la designación de déspota (en griego: δεσπότης, romanizado: despótēs) era un título cortesano prestigioso y elevado.

El territorio era parte de Romania, que no tiene relación con no el país de Rumania, sino que hace relación a «los territorios del Imperio romano», es decir, Bizancio.

[8]​ Al convertirse en el gobernante de Ioánina en 1411, Carlo I Tocco asumió el título de déspota, ya sea como referencia a los Comneno Ducas u Orsini o al que había asumido Tomás II.

Los lugareños insistieron en que buscara este reconocimiento por parte del emperador bizantino, y después de haber enviado a su hermano Leonardo a Constantinopla, Manuel II Paleólogo lo reconoció formalmente con este título.

Para los bizantinos en Constantinopla, la concesión del título sirvió más para amortiguar la falta de un verdadero control imperial en la región, siendo sólo una referencia nominal al poder anteriormente ejercido por los déspotas griegos.

[9]​ Desde 1418 en adelante, tradujo su título en latín como Despotus Romaniae, como lo habían hecho los Orsini antes que él.

Las fuentes epirotas escriben que el Despotus Romaniae fue confirmado por Manuel II, pero las bizantinas contemporáneas guardan silencio al respecto.