La región abarca una amplia variedad de culturas con gastronomías distintas: en especial, la magrebí, la jordana, la turca, la griega, la italiana, la provenzal (francesa) y la española.
Por lo tanto, se la encuentra en una zona más o menos estrecha alrededor del Mediterráneo, excepto en el Magreb y en España, donde se distribuye más ampliamente, y en las islas del Mediterráneo, donde está muy extendida.
Por ejemplo, según Tomás Graves en Queremos pan con aceite (1998), de todas las regiones ribereñas del Mediterráneo, el valle del Nilo es el único en el cual no se encontrará una tradición de aliñar el pan con aceite, ya que la grasa más común allí es la mantequilla clarificada.
[7] En los últimos años, el olivo se está reintroduciendo en los bordes del desierto egipcio, pero la población no cuenta con una cultura olivera como tal.
[8] Lo que une a las diferentes culturas culinarias mediterráneas son sus ingredientes de base,[9] comenzando por la sonada «tríada mediterránea» de la aceituna, el trigo y la uva, concepto que formalmente desarrolló Colin Renfrew,[10] pero que ya se conocía en el acervo popular mediterráneo y en refranes como «con pan, aceite y vino, anda uno su camino».
[9] Los primeros vestigios de la comida mediterránea se encuentran en Asia Menor, Mesopotamia y en un sentido amplio, el Oriente Medio.
[13] Esta planta proveniente de Mesopotamia, fue cultivada por primera vez hace seis mil años.
Aparecen formas comunes de cocinado del pescado, como por ejemplo las parrilladas al aire libre.
Pescados típicos del Mediterráneo son la caballa, el mujol, el atún, el pejesapo, el pez espada, el róbalo, las sardinas o las anchoas.
Hay uso intensivo de las legumbres, que aparecen incluso en las ensaladas, pero no se emplean en potajes.