Tomando en cuenta la alta producción petrolera[1] y la inflación acumulada del dólar estadounidense,[2] la bonanza petrolera de este período podría ser la segunda mayor que Venezuela registró en su historia,[3] después a la recibida posteriormente durante el mandato del fallecido Presidente Hugo Chávez.
[10] Los gastos destinados a defensa y seguridad del Estado son de carácter confidencial y secreto, por lo cual la divulgación de cualquier información relativa a los mismos conlleva un delito sancionado por el Código Penal.
En Costa Rica, establece lazos de amistad con José Figueres Ferrer y su familia.
[30][31] Pérez contaba con el apoyo de su fundador Rómulo Betancourt, lanzando la consigna «Democracia con energía».
[cita requerida] Pérez mantuvo la política económica intervencionista que se había aplicado en Venezuela desde 1936.
Esto dio como resultado un gran crecimiento de liquidez circulante e impactó el consumo hasta 1977.
Debido a la Revolución Islámica en Irán, esto se postergó hasta el año 1983.
Gracias a la legislación venezolana vigente para la época, las compañías petroleras aumentaron la venta de dólares al Banco Central de Venezuela y así obtuvieron los bolívares que necesitaban para cancelar los impuestos al Fisco, dados los altos ingresos percibidos en los mercados internacionales.
[cita requerida] Por su parte, la tasa de desempleo promedio fue 5,88 %, siendo muy semejante a la del primer gobierno del presidente Caldera, mientras que el promedio de la inflación anual llegó a alcanzar 8,2 %.
En relación con este último indicador, se debe mencionar que es a partir de este gobierno cuando la economía venezolana comienza a experimentar una inestabilidad en el comportamiento de los precios que se extiende hasta el presente.
[40] Según los economistas Ricardo Hausmann y Francisco Rodríguez, en este período comenzó a bajar el PIB per cápita no petrolero del venezolano.
En este período, se llegó al pico histórico del PIB real no petrolero.
122, donde es fijado por primera vez en la historia de Venezuela el término «salario mínimo nacional».
por dólar, lo cual nos da unos 104,65 dólares como el primer salario mínimo en Venezuela[41] A pesar de los altos ingresos petroleros percibidos en esta década, el aumento del ingreso per cápita que se había registrado sostenidamente desde la década de los veinte se detuvo en los setenta.
La abundancia de recursos que el Estado recibió gracias a su renta petrolera y la falta de libertades económicas generaron el estancamiento que se ve en esa década.
[3] En este período, salieron importantes capitales de Venezuela, especialmente en los últimos años.
Por suerte, la revolución en Irán permitió que los ingresos petroleros nuevamente aumentaran y no hubo la necesidad de aplicar los ajustes necesarios.
El presidente Pérez había declarado en 1977 que era necesario aplicar ajustes macroeconómicos, pero las medidas no fueron tomadas porque la situación se postergó y un nuevo aumento de los precios petroleros permitió seguir el ritmo de la economía nacional.
Sin embargo, la situación económica había ido empeorando paulatinamente al ir bajando los precios del petróleo.
La moneda se había devaluado, la inflación era alta y la deuda externa era una pesada carga para la república.
En su segundo gobierno constitucional, se emprendieron fuertes medidas de ajuste macroeconómico.
Las que todavía eran competitivas se mantendrían bajo el control del Estado, como ciertos hoteles de la ciudad.
[3] Durante este gobierno, las tasas promedio de desempleo e inflación fueron 8,82 % y 44,6 %, respectivamente.
[37] La situación inicial no proporcionó a Pérez mucho margen de maniobra.
[48] Durante la crisis producida por la primera guerra del Golfo, Venezuela aumentó su producción de crudo lo que supuso un alivio momentáneo a la situación económica aunque no disminuyó la conflictividad social.
Sus cancilleres fueron Enrique Tejera París, Reinaldo Figueredo, Armando Durán, Humberto Calderón Berti y Fernando Ochoa Antich.
Derrotada la sublevación por las fuerzas del presidente y recluidos sus cabecillas en prisión, Carlos Andrés Pérez se comprometió ante la opinión pública a corregir algunos aspectos de sus medidas; pero el proceso de deterioro no se detendría.
La intentona fue derrotada pero una vez más contribuyó a empeorar la ya desacreditada imagen del presidente.
Según Nikola Kedzo:[10][59] Según diversos politólogos y abogados, no se respetó el debido proceso y se juzgó a Carlos Andrés Pérez sin que este tuviera una oportunidad de defenderse.
Durante este periodo el poeta Caupolicán Ovalles le hizo una serie de entrevistas al expresidente que fueron recopiladas en el libro titulado Usted me debe esa cárcel, Conversaciones en La Ahumada (1996).