En enero de 1945, los campos, dirigidos desde la oficina central en Mauthausen, contenían 85 000 prisioneros.Los dos principales, Mauthausen y Gusen I, fueron los dos únicos de toda Europa etiquetados desde un principio como de "Grado III", lo que significaba que eran los más duros para los "Enemigos Políticos Incorregibles del Reich".[3] Aunque estaba controlado por el Estado alemán desde el principio, fue fundado por una compañía privada como una empresa económica.Además, los internos fueron usados como esclavos en granjas cercanas o empleados en la perforación de túneles, como en el paso de Loibl, donde se llevó a cabo la conexión por túnel entre el territorio austriaco y Eslovenia.En Mauthausen y los subcampos se hallaban fábricas relacionadas con las armas secretas, las llamadas V-Waffen (con V de Vergeltung, revancha).Así, en el Kommando Schlier (situado en Redl-Zipf) hubo una planta de desarrollo del combustible empleado por los misiles V2.En Gusen se ensamblaba el Messerschmitt Me 262, primer avión de combate a reacción).Algunos eran transferidos al campo central para ser exterminados, o eran eliminados allí con una inyección letal e incinerados en un crematorio local.Las condiciones de vida eran sórdidas; todos fueron mal alimentados, y las enfermedades sin una asistencia médica apropiada causaban estragos.Con ellas llegaron algunas de sus guardianas de las SS. Se sabe de al menos 20 que sirvieron en Mauthausen, y 60 en todo el complejo: Jane Bernigau, Margarete Freinberger, Marie Herold, Anna Kern, Maria Kunik (sirvió también en Lenzing), Hildegard Lachert, Marianne Paegel, Albine Pallaoro, Amalie Payrleitner, Therese Pichler, Eleonore Poelsleitner, Antonia Rachbauer, Elsa Rascher, Anna Reischer, Hildegard Reiterer, Anna Schbesta, Edda Scheer, Aloisia Schekolin, Hermine Schmied y Rosa Seyringer.Estos españoles procedían de la Francia ocupada: El primer convoy que llegó este mes procedía del Stalag VII A (Moosburg) y llegó el 6 de agosto con 392 prisioneros españoles.El segundo convoy en llegar lo hizo el 9 de agosto procedente del Stalag I B (Hohenstein) con 168 prisioneros españoles.El tercer convoy llegó el 13 de agosto procedente del Stalag IX A (Ziegenhain) con 91 presos españoles.En una segunda fase (después de 1943) los republicanos españoles que llegaban a Mauthausen eran personas detenidas por su actividad en la resistencia francesa.Mauthausen pronto comenzó a ser conocido entre los deportados como «El campo de los españoles».Aunque los primeros barracones se remontan a 1938, fueron albañiles españoles quienes construyeron Mauthausen.Los deportados debían subirla diez o doce veces por día, cargados con grandes piedras a la espalda, mientras los kapos —prisioneros que ejercían como capataces y normalmente polacos— les empujaban, zancadilleaban y golpeaban con bastones.Con el paso del tiempo, algunos españoles pasaron a desempeñar trabajos especializados: albañiles, peluqueros, administrativos, sastres, intérpretes o fotógrafos, pues así tenían más posibilidades de sobrevivir que los trabajadores de la cantera.Por otra parte, al desempeñar diversas actividades en la gestión de Mauthausen, podían ayudar a otros prisioneros.La organización clandestina española, además, repartía medicinas robadas de la enfermería y redistribuía la escasa comida que llegaba a los presos, con el fin de asignar más alimentos a los débiles y enfermos.Cuando el Ejército estadounidense entró en Mauthausen, el 5 de mayo de 1945, banderas republicanas habían sustituido a las banderas nazis y la puerta del campo estaba cubierta por una gran pancarta en la que se podía leer: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras».La liberación del campo, sin embargo, no significó para los republicanos el final de la guerra comenzada en 1936.Muchos no pudieron volver a la España del franquismo, aliada ideológica de los nazis a los que habían combatido en Mauthausen, y habrían de encontrar asilo en otros países, sobre todo en Francia.
Mapa con la localización de algunos de los más importantes subcampos de Mauthausen-Gusen
Sobrevivientes del campo de concentración de Ebensee poco después de su liberación