[2] En los primeros días, los prisioneros fueron los encargados de mejorar las deficientes instalaciones del campo, en el cual solo el edificio principal y las cercas servían.
Los detenidos fueron custodiados por la policía, sin que llevasen uniforme de prisioneros, les rapasen el pelo o sufrieran malos tratos.
Según datos de la Iglesia católica, al menos 3.000 religiosos, diáconos, sacerdotes y obispos fueron recluidos allí.
Especial mención merece el sacerdote alemán Josef Kentenich, fundador del movimiento apostólico de Schönstatt, quien, durante su reclusión voluntaria, se las arregló para dejar testimonio y enviar noticias al exterior, documentando gran parte de las vivencias y los sucesos que acontecían día a día en Dachau.
Según esta lista, estaban presas 2.720 personas con cargos religiosos: 2.579 católicos, 109 protestantes, 22 greco-ortodoxos, 8 viejo-católicos y 2 musulmanes.
En cuanto a su procedencia, la mayor parte (1.780) eran sacerdotes polacos, de los que 868 no sobrevivieron.
Las otras nacionalidades eran (entre paréntesis se indica el número de fallecidos): 447 alemanes (94); 156 franceses (10); 109 checoslovacos (24); 63 neerlandeses (17); 46 belgas (9); 28 italianos (1); 16 luxemburgueses (6).
Entre los españoles destacados estaba el antiguo coronel republicano Eleuterio Díaz-Tendero Merchán, que murió en los últimas semanas de la guerra.
A lo largo del recorrido se intenta recrear la vida de los reclusos durante su estancia en el campo.
Entre las zonas más significativas se encuentran: Dachau tiene un lugar significativo en la memoria pública porque fue el segundo campo en ser liberado por fuerzas británicas o estadounidenses, y fue uno de los primeros lugares exhibidos en Occidente como prueba de la brutalidad nazi.