Las bebidas alcohólicas desempeñan un papel social importante en muchas culturas del mundo, debido a su efecto de droga recreativa depresora.
Entre estas últimas se encuentran los diferentes tipos de licores y aguardientes (brandy, whisky, tequila, ron, vodka, cachaza, el pisco o ginebra, entre otras).
El alcohol etílico (etanol) es una droga recreativa legal en la mayor parte del mundo y una de las más consumidas.
Al ser una droga depresora, en dosis bajas o moderadas produce euforia, reduce la ansiedad, etc.
[2] La cerveza (del latín cerevisĭa)[3] es una bebida alcohólica, no destilada, de sabor amargo, que se fabrica con granos de cebada germinados u otros cereales cuyo almidón se fermenta en agua con levadura (Saccharomyces cerevisiae o Saccharomyces pastorianus) u otros organismos como bacterias y obtiene sabor y aroma principalmente por lúpulo.
El azúcar y los ácidos que posee la fruta, Vitis vinífera, son suficientes para el desarrollo de la fermentación.
[11][12] Existen varias denominaciones de origen reconocidas, entre ellas Rioja, La Mancha, Albariño Oporto, etc.
[14] El hidromiel es una bebida alcohólica elaborada mediante la fermentación de miel con agua, a veces con diversas frutas, especias, cereales o lúpulo.
Según la dosis y la frecuencia con que se consuma, el etanol puede causar coma etílico, pérdida de conocimiento, una parálisis respiratoria aguda o incluso la muerte.
Por ese motivo las leyes prohíben consumir alcohol si se va a conducir y el hecho de infringir esta norma legal conlleva sanciones que van desde multas, revocación de licencia e inclusive arrestos.
El metanol (alcohol de madera), por ejemplo, es oxidado en el hígado, con lo que se forma la sustancia venenosa formaldehído por la enzima Alcohol-deshidrogenasa.