Las propiedades de una espuma son la densidad, la cremosidad, la adherencia al vidrio (denominado en el argot como cling) y la estabilidad,[2] todas dependen del cereal empleado en su elaboración, del tipo de malta y los adjuntos añadidos al mosto.
De la misma forma, la espuma húmeda cede líquido a la cerveza incrementando su volumen.
La rugosidad del vidrio, la forma, y el grosor son parámetros que afectan a la espuma.
Existen algunos compuestos exógenos que eliminan la espuma de la cerveza, un ejemplo suele ser el jabón y el detergente (o cualquier substancia tensoactiva).
En algunas ocasiones los restos en un vaso mal enjuagado en un lavavajillas desestabilizan la espuma de la cerveza servida haciendo que desaparezca por completo.
Existen otros métodos como la inyección de gas nitrógeno (N2) en el líquido proporciona estabilidad en la espuma.
El promotor de este efecto con nitrógeno como gas inerte fue la cervecera irlandesa Guinness.