Internacional Comunista

Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 se produce la fractura de la Segunda Internacional entre los socialistas reformistas y los revolucionarios, pues los primeros apoyaron el esfuerzo bélico de sus respectivos gobiernos al entrar estos en guerra (dado el caso), mientras que los segundos se opusieron por completo al conflicto por considerarlo "útil sólo para la burguesía" y contrario a los intereses del proletariado.En este caso, los grupos revolucionarios acusaron a los reformistas de haberse dejado llevar por el chauvinismo de guerra y haber descartado el internacionalismo que debía distinguir a los partidos socialistas.En estas conferencias las organizaciones revolucionarias manifestaron su ruptura con la Internacional Socialista y se convirtieron en la base de la III Internacional, construida por los partidos socialistas que se habían opuesto a la Primera Guerra Mundial.Para la fecha del Primer Congreso la sublevación comunista alemana había sido ya aplastada, pero aún ocurrían en Alemania amplias revueltas comunistas (como la República Soviética de Baviera) mientras que en Hungría el comunista Béla Kun había logrado imponer un régimen de tipo bolchevique, por lo cual el plan de "revolución mundial" parecía todavía realizable.Asimismo, en los demás países industrializados (como Francia o Gran Bretaña) había desaparecido la indignación contra el intervencionismo en Rusia pues dichas potencias habían ya retirado la mayoría de sus tropas enviadas a territorio ruso al ser cada vez menos probable derrotar al régimen bolchevique en la Guerra Civil Rusa.Ante ello, las democracias occidentales se esforzaban en evitar revueltas izquierdistas mediante concesiones económicas a su proletariado, y faltaban las condiciones para la agitación proletaria a gran escala entre los obreros franceses o británicos, por lo cual era muy remota la opción de organizar una revuelta comunista en Europa Occidental con posibilidades de éxito.Los partidos comunistas extranjeros, en situación de inferioridad en sus propios países, se ven obligados a aceptar sin mayor crítica la "guía" soviética.[4]​ En el Congreso también se discutió la tesis del «socialfascismo» defendida por los comunistas alemanes y cada vez más asumida por Stalin que consideraba a los socialdemócratas, calificados como socialfascistas, como los principales enemigos de la revolución por su aceptación de la «democracia burguesa».[5]​ Se aprobó también el "Programa de la Internacional Comunista", y se determinó que los "frentes unidos" buscaran adeptos entre individuos sin partido que compartieran algunos postulados del Comintern, integrando a periodistas, escritores o personajes de fama como compañero de ruta del comunismo y eventualmente lograr que sirvan a los fines del partido comunista en cuestión (destacando en estas tareas el periodista alemán Willi Münzenberg), siempre resaltando en la propaganda que acudir a la revolución armada solo sería recurso último para la toma del poder.Unos meses después, en junio, se reunía en la Sala Pleyel de París un congreso «contra el fascismo y la guerra», promovido por Henri Barbusse y Romain Rolland, que era la continuación del congreso «contra la guerra imperialista» celebrado en Ámsterdam el año anterior.Esta manifestación se considera como el acto fundacional del Frente Popular en Francia.Por la segunda línea, la unidad interclasista, se proponía la alianza de las clases populares y las clases medias democráticas mediante la coalición de sus respectivas organizaciones políticas en un gran frente antifascista (el «Frente Popular»).Lo integran, entre otros, Díaz, Dimitrov, Duclos, Ercoli (Togliatti), Gottwald, Béla Kun, Manuilski, Mao, Marty, Prestes, Thorez, Chu En-lai...Al mismo tiempo, numerosos militantes comunistas que buscaron refugio en la Unión Soviética huyendo del fascismo fueron denunciados como "espías" o "trotskistas", detenidos por la NKVD y asesinados.Idéntica suerte corrieron comunistas extranjeros establecidos en la Unión Soviética hacía años como el suizo Fritz Platten, exayudante de Lenin, el húngaro Béla Kun, el búlgaro Christian Rakovski y otros.A estas víctimas se sumaron Andrés Nin, exsecretario de la Internacional Sindical Roja, y León Trotski, fundador del Ejército Rojo, asesinados en el extranjero por agentes del NKVD en 1937 y 1940, respectivamente.La ruptura soviética con Yugoslavia y la pugna ideológica con China desde 1960 tornaron innecesario formar una organización de coordinación internacional entre partidos comunistas, considerando además que la inevitable primacía efectiva de la Unión Soviética en tal entidad hacía inútil crear un "órgano coordinador".
Inauguración del II Congreso de la Internacional Comunista, 1920.
Lenin hace anotaciones en los escalones de la tribuna en una sesión del III Congreso de la Internacional Comunista, en 1921.
Fotografía de los líderes que participaron en el II Congreso de la Tercera Internacional , con Lenin delante, en el que se aprobaron las 21 condiciones para el acceso a la misma.