Durante los siguientes períodos represivos, particularmente luego del ascenso al poder total por parte de Iósif Stalin, y de la Gran Purga, muchos intelectuales vieron lógicamente que se estaba volviendo cada vez más difícil poder realizar su tarea.
Los escritores, al igual que millones de activistas políticos, maestros, profesores, campesinos y gente común sospechosa, fueron arrestados y enviados a campos de trabajos forzados del Gulag en Siberia, en los cuales perecieron por lo menos varios miles.
Podrían haber asistido a reuniones del Partido Comunista, escrito en periódicos comunistas y luchado, desde el bando republicano, contra el inminente régimen franquista español, durante la década de 1930, contra el gobierno derechista griego durante los años '40, y en apoyo de las guerrillas izquierdistas o marxistas latinoamericanas, en particular luego del triunfo de la Revolución cubana en 1959 y, sobre todo, hasta bien entrados los años 1970.
Asimismo, el vocablo Diethnis synodiporia era empleado oficialmente para referirse a los simpatizantes extranjeros de aquellos militantes izquierdistas.
Así que, al igual que en Europa, durante esas dos décadas, numerosos intelectuales "progresistas" estadounidenses se unieron a las filas del Partido Comunista de su país, pasando a ser sus jóvenes activistas o militantes.
John Edgar Hoover, el histórico director del FBI durante nada menos que 48 años (entre 1924 y su muerte, acaecida en 1972), creía que el Partido Comunista estadounidense seguía constituyendo una seria amenaza, incluso después de su máximo período de influencia.
Los cinco tipos en cuestión eran: Mientras que el comunista propiamente dicho era conocido como «rojo» (red) en los Estados Unidos, Hoover denominaba al resto (es decir, a los comunistas «subterráneos», los simpatizantes y los tontos como «rosas» o «rosados», siendo su singular pink o pinko en inglés, habiendo sido esta última denominación creada por la tradicional revista Time en 1926).