Maurice Thorez

Aunque su familia no fuese practicante, Maurice hace la primera comunión y actúa como monaguillo.

Según Robrieux, su profesor, intervino ante la empresa minera para que el joven Thorez fuese empleado como ayudante, empezando una carrera administrativa; aunque Maurice declara: «Fui empleado como escogedor de piedras en el pozo número n.º 4», afirmación que aparece en su ficha autobiográfica comunicada a la dirección de la Internacional Comunista.

Según Claude Pennetier, no hay dudas respecto en que entre 1919 y 1921 trabajó durante 306 días como minero en el fondo de la fosa número 4.

Maurice puede continuar sus estudios, pero declina la propuesta de prepararse para la universidad, ya que prefiere ser empleado como ayudante en la granja de un agricultor socialista, el «padre Ménager», aunque se dedica a la lectura: Victor Hugo, Julio Verne, Eugène Le Roy, Jules Vallès y Alexandre Dumas.

En marzo de 1919, Maurice Thorez se había afiliado a la Confederación General del Trabajo (CGT) y al Partido Socialista (PS).

Será durante su servicio militar cuando la llamada propuesta Cachin-Frossard (redactada por Fernand Loriot y Boris Souvarine) resultará triunfadora en el Congreso de Tours.

En la primavera de 1924, Souvarine estaba enfrentado con la nueva mayoría conseguida en el Comité Central por Albert Treint y fervorosamente apoyada por la Internacional Comunista, dirigida por Grigori Zinóviev.

Thorez había sido ya condenado a multas por sus actividades contra la guerra de Marruecos.

Buscado por la policía, se dirige a Bruselas, donde participa en el VI Congreso de la Internacional Comunista para defender una postura «izquierdista».

Pierre Sémard, el secretario general en funciones, se ve entonces debilitado por la falta de entusiasmo que demuestra hacia la línea oficial.

Los enfrentamientos se multiplicaron con los dirigentes más experimentados, como Albert Vassart y André Ferrat.

Este acto de indisciplina saldrá caro, ya que la Internacional Comunista toma partido contra el Buró Político, y Barbé se ve obligado a realizar una autocrítica.

Durante algunos meses aún debe seguir formando equipo con Henri Barbé, hasta abril de 1931.

Con la complicidad de Fried, Thorez marca distancias con la línea en la que, no obstante, ha participado plenamente desde 1928.

Hasta la Segunda Guerra Mundial, Eugen Fried, que se convirtió en amigo personal de Thorez, es igualmente un elemento clave en el equipo.

Deben hacer su autocrítica y aceptar que Marty pase a controlar L'Humanité.

Ante este acto de manifiesta indisciplina, ni Thorez ni la Internacional Comunista provocan la ruptura, y Manuilski invita a Thorez y a Doriot para que cada uno de ellos presente sus posiciones en Moscú.

La vía del antifascismo se había iniciado, y la ruta hacia el Frente Popular estaba expedita.

Los camaradas del partido son invitados a dejar de ser revolucionarios profesionales e interesarse en sus familias.

Para reforzar su imagen personal, publica en 1937 una autobiografía, Fils du peuple (Hijo del pueblo), escrita de hecho por Jean Fréville, a quien había contratado.

La pareja Thorez-Vermeersch se embarca en un 11 CV del militante Pelayo, pasa a Bélgica antes de alcanzar Moscú vía Estocolmo, algunas semanas más tarde, convertido legalmente en desertor.

Hasta junio de 1941, al menos, Thorez se mantiene en contacto con la dirección clandestina del partido que ha quedado en Francia.

Soporta con dificultad que Charles de Gaulle autorice a Marty trasladarse a Argel para ponerse al frente de la delegación comunista mientras que él, Thorez, sigue considerado persona non grata por su deserción.

Con la llegada de la Guerra Fría, Thorez dirige cada vez más el partido en forma personal.

Sus posturas patrióticas del período 1944-47 dejan paso a posiciones más conformes con la nueva línea.

Sigue siendo difícil afirmar si el «caso» de Lecoeur fue tan sólo un asunto interno del PCF, debido a las prisas de este por suceder a Thorez, o si —como piensa el historiador Marc Lazar— Souslov le había encargado transmitir al PCF las críticas contra Stalin, mientras que Thorez, junto con Viácheslav Mólotov, se oponía a la desestalinización.

En febrero de 1956, Maurice Thorez dirige la delegación francesa al XX Congreso del PCUS.

Este informe es inmediatamente traducido por Georges Cogniot en presencia de Jacques Duclos y Pierre Doize.

Thorez apoya a Jrushchov y la represión de la insurrección de Budapest, a la vez que todos en el seno del PCF se alinean con Thorez, quien, por lo demás, aliado con Mao, sigue frenando la desestalinización en el movimiento comunista.

Como escribió Claude Pennetier, Maurice Thorez es, junto con Palmiro Togliatti, una de las grandes figuras del comunismo en Europa Occidental, un dirigente obrero a descubrir y redescubrir, un hombre cuya considerable influencia en la vida política francesa no ha cesado de alimentar la reflexión.